Venía de ganar el
Masters y confirmar lo que ya todo el mundo afirmaba sin reparos, que
Jordan Spieth estaba llamado a ser el nuevo referente del golf mundial. En el US Open se confirmó.
No lo tuvo en todo caso fácil el texano. Con cuatro rondas de 68-67-71-69, Spieth terminó con un total de -5 en un escenario más propio de un links, y terminó con sólo un golpe de ventaja sobre Dustin Johnson, que tuvo en su mano la oportunidad de ganar, y de Louis Oosthuizen, que también acabó sprintando para dar caza al campeón.
“Puedo hacer historia y lo voy a intentar”, decía Jordan Spieth antes del Us Open. Ya tenía el Masters y buscaba el Grand Slam. “Estoy ante una gran oportunidad y no quiero desaprovecharla”, confesaba. A la segunda siguió con la velocidad de crucero y consiguió el segundo Grande, confirmando una trayectoria estratosférica.
El Us Open fue apasionante, en un campo tipo links, Chambers Bay, con las calles verdes y los alrededores de color marrón con un rough para asustar. Bueno para el espectáculo del segundo Major de la temporada y que dejó claro el liderazgo de Jordan Spieth en el golf mundial.
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