Visto lo visto, hay que darle la razón a Rory McIlroy que hace apenas unos días decía que sus problemas este año no han venido derivados de su nuevo material, exculpando de esta manera a Nike y su material del fracaso de un año para olvidar del que fuera número uno del mundo en 2012.
Ahora McIlroy parece más centrado en lo que tiene que hacer, en como jugar y consciente de que no puede tirar por la borda todo el trabajo realizado en su carrera profesional. Y es cierto que en estas últimas semanas de temporada el norirlandés está jugando mucho mejor, más centrado e, incluso, como hoy, haciendo muy buenas tarjetas. Los -7 de esta segunda vuelta le han colocado segundo en un Open de Australia que domina, ya no tan claramente, un Adam Scott que intenta exprimir uno de sus mejores años, sino el mejor, como jugador profesional.
El australiano, que ayer firmó una gran vuelta de 62 golpes, ha terminado hoy con 70 impactos dejando a Mcilroy a dos golpes. Distancia corta pero suficiente para darle toda la emoción al torneo en las dos jornadas que quedan que se disputarán el fin de semana. Dos días en los que el reto y la lucha entre estos dos pesos pesados será espectacular viendo a un McIlroy que parece que ya empieza a carburar y a un Scott que va como una auténtca apisonadora.
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