Desde el primer día de este 113º US Open se vio que Sergio iba a tener que sufrir para estar ahí arriba. Las calles estrechas y el rough tan alto iban a ser muy exigentes para él y para todos.
Pero Sergio no andaba fino con el drive y su espectacular potencia y rectitud con el palo más fuerte de la bolsa esta vez no era una de sus mejores armas. Quizá por eso sergio se dio cuenta muy pronto que la lucha iba a ser tremenda en cada uno de los golpes.
Y tras tres vueltas de 73, 73 y 75 impactos el castellonense llegaba en la última jornada sin opciones reales de hacer un buen papel, sobre todo teniendo en cuenta lo exigente que es el español consigo mismo, sobre todo en los torneos del Grand Slam.
En sus últimos dieciocho hoyos, Sergio firmó una tarjeta de 74 golpes - muy en la línea de lo jugado estos cuatro días- con tres bogeys, dos birdies y un triple bogey en el hoyo 14, un par cuatro, en el que firmó 7 impactos que le llevaron con cuatro pares más para terminar en el 15, 16, 17 y 18 y acabar con los mencionados 74 y ese total de +15 que no le hará gracia pero que sabrá analizar en su justa medida tras jugar en un recorrido excesivamente complicado.