Justin Rose ya había dejado para la historia su nombre después de firmar el primer hoyo en uno de unos Juegos Olímpicos. Cuatro días después, el inglés se ha convertido en el campeón olímpico tras 112 años de ausencia del golf en una Olimpiadas, un oro que se puede colgar al cuello junto a su US Open de 2013.
El sueño olímpico se puede reflejar en la imagen del hoyo 18. Una grada repleta en la última jornada de la competición, con un aproach sensacional que dejaba prácticamente dado el birdie y que le hacía acariciar la medalla de oro. Convertido, el inglés cerraba con 67 golpes una ronda de infarto, peleada hasta el límite con un Henrik Stenson que venía de luchar junto a Phil Mickelson por la Jarra de Clarete. Un rival duro de roer pero que le ha faltado la definición que tuvo en Royal Troon.
Tras salir el domingo con un golpe de ventaja sobre Stenson, el duelo estaba servido. Cuatro birdies y un bogey no le garantizaban nada a Justin Rose porque el sueco firmaba tres birdies que no le alejaban del oro. En la segunda vuelta se alternaron el primer puesto. Un birdie del sueco en el 10, un bogey en el 13 del inglés, y un error de Stenson en el 14 dejaban las cosas igualadas. Birdie al 15 de Rose y birdie al 16 de Stenson mantenía la tensión hasta la llegada al 18.
El tercer golpe fue la clave. Stenson se quedó corto y Rose la dejó dada. Visto lo visto, el sueco se la jugó y cometió bogey, para dejar en bandeja el birdie del inglés que conseguía el oro y la gloria del primer puesto en unos Juegos que volvían a disfrutar del golf.
Matt Kuchar ya había terminado antes con la mejor tarjeta del día, 63 golpes, para acabar tercero con -13, mientras que Rafa Cabrera acaba quinto después de 68 golpes, y Sergio García octavo también tras una ronda de pelea con 66 impactos.
Un golf olímpico que ha dado emoción y no ha defraudado.