Jugar
este torneo ya es un lujo, porque como reza su nombre, es un torneo por
invitación en el que la mejor jugadora mejicana de todos los tiempos, Lorena
Ochoa, decide quién lo juega. Y son solo 36. Estar entre las elegidas, les hace
aún mejor jugadoras, y entre ellas estaba, como no puede ser de otra manera,
Azahara Muñoz. Fue una semana de muchas emociones en la que, además, celebraron
juntas el cumpleaños de la anfitriona, tratando de devolverle toda la
amabilidad y el apoyo que ella le dio al mundo del golf durante muchos años, y
que mantiene con este torneo.
Christina
Kim fue de las elegidas para participar, y agradecida como la que más, se
colocó en primera posición desde la primera jornada como señal de demostración
del "Regreso de Kim". Y es que ha vuelto desde lo más profundo para inundar de
nuevo el LPGA de su alegría, bromas y su risa contagiosa.
Christina
es una mujer que no pasa desapercibida, allá donde vaya. No solo por su forma
de vestir -siempre llamativa predominando el rosa fucsia en sus atuendos-, su
estilo jugando al golf y su gran pegada, sino sobre todo por su expresiva
sonrisa, y su carisma. Sin embargo, no todo es tan bonito como parece ya que
fue capaz de disimular su peor momento tras su mejor sonrisa, especialmente en
su última visita a España.
Kim
tuvo un comienzo meteórico como profesional, logró dos victorias en el LPGA,
formó parte del equipo norteamericano de la Solheim en tres ocasiones, y era
una de las mejores. Pero algo tan simple como un masaje en Malasia -según cuenta
ella- le condujo a un túnel del que esta semana ha conseguido salir.
Cuenta
ella que en un torneo en Malasia, en 2010, le dieron un masaje que le provocó
una lesión de espalda. Como consecuencia, perdió distancia, resultados y el
swing, lo que se tradujo en torneos fallidos y frustración. La jugadora más
alegre del LPGA entró en depresión.
Se
planteó el suicidio en varias ocasiones, "todo lo que tengo que hacer es
estrellar mi coche y todo acabará" pensaba Christina, pero afortunadamente
pesaban más su familia y los problemas que les dejaría como herencia. "Lo más
cerca que estuve fue en el Ladies European Tour Nations Cup en abril del 2011
en Alicante -donde representaba a Estados Unidos con Brittany Lincicome-.
Abandoné la fiesta del torneo porque tanta alegría me estaba agobiando, me subí
a la terraza, miré hacia el mar y sentí que me llamaba, y no sé nadar. La
tranquilidad que buscaba parecía estar en el Mediterráneo" y allí se quedó
inmóvil, sin contestar las llamadas durante 15 minutos pensando simplemente en
acabar con su depresión. Pero afortunadamente decidió no hacerlo, "por no dejar
tirados a Duncan -su caddy y novio-, Britanny y su madre; yo tenía las llaves
del coche y no quería que tuviesen problemas para volver a casa. Sí, sé que
suena raro pero ese precioso BMW me salvó la vida". Cuando llegó a casa se
encerró durante tres días en su habitación y al salir, decidió buscar una
solución y lo compartió primero con sus más cercanos y luego con el mundo
entero, lo cual tiene mucho mérito cuando has tenido pensamientos tan duros y
lo has pasado tan mal.
El
triunfo de Kim en el Lorena Ochoa Invitational supone mucho más que una
victoria profesional: es una victoria personal, la demostración de que
Christina ha vuelto a ser lo que era, y por eso la celebración por parte de las
otras 35 jugadoras que participaban en el torneo fue celebrada por cada una de
ellas como si hubiesen sido ellas las ganadoras.
Esta
victoria y este regreso a la vida de Christina Kim es motivo de celebración;
habría sido una grandísima perdida como persona, y también para el golf
mundial. Creo que aún tiene mucho que aportar al golf internacional y espero
que vuelva a España, a tomar el jamón serrano que le encantó, y mire al
Mediterráneo con otros ojos, los de la ilusión de volver a ganar. Y yo, que
odio los masajes, supongo es que no se dejará masajear la espalda ni una vez
más!