Los 63 golpes que Streb firmó en la cuarta y última jornada del torneo le sirvieron para ascender desde la undécima posición hasta la cabeza de un torneo en el que en las tres rondas anteriores había firmado tres parciales de 69, 66 y 68 que le habían valido para estar ahí arriba pero parecía que en ningún caso para optar por la victoria.
Pero un siete bajo par en la última jornada del torneo le tenía que dar su recompensa y con la mejor vuelta del día en su tarjeta el estadounidense vio como llegaba al final del torneo empatado con otros dos jugadores que, estos si, habían estado en lo más alto durante toda la semana. Mackenzie y De Jonge sabían que dependían de si mismos para ganar pero ninguno estuvo a la altura de Streb en el último recorrido.
El norteamericano acabó sus últimos dieciocho hoyos con 68 golpes para terminar también con catorce bajo par mientras que el sudafricano con una tarjeta de 65 impactos veía como su vueltón era insuficiente para conseguir la victoria.
Ya como era lógico desempate. Un Play-Off que llevó a los tres jugadores al 18 y en ese primer envite el primero que cayó fue McKenzie que firmó un bogey que le dejaba fuera de juego. De Jonge y Streb firmaban el par y se encaminaban al 17, un par tres exigente donde el estadounidense firmó el birdie más importante de su vida, ese mismo que le dio la victoria y una nueva dimensión a partir de ahora en su carrera en la PGA.