El norirlandés Rory McIlroy partía como el gran favorito a conseguir la victoria en este Masters de Augusta pero desde el primer momento, casi desde la primera jornada ya se vió que este año iba a tener muy complicado completar su Grand Slam particular.
Rory empezó el jueves con una mala vuelta de 73 goles (+1) que le complicaba mucho la situación de cara al viernes y a pasar el corte en la segunda jornada y después el sábado y el domingo, si es que lograba pasar la forntera del corte.
El viernes, McIlroy mejoró algo sus números y con 71 golpes intentaba recuperar posiciones aunque su ujuego no estaba a la altura de los mejores esta semana.
Ya el sábado, en el día del movimiento otro -1 subía a su marcador repitiendo los 71 impactos del viernes. Cifra claramente insuficiente para optar a una victoria que ya antes del domingo estaba impòsible para él.
El domingo, ya sin ninguna presión, el jugador europeo firmó su mejor tarjeta de la semana para acabar con un parcial de +4 y cerrar su vuelta con cuatro birdies, un gran eagle en el 13 y dos bogeys en el 4 y el 6 que le dejaron con 68 golpes en vigésimo primera posición.
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