Ya se han empezado a medir las fuerzas entre los dos equipos. Casi todos los jugadores -como aseguraba Sergio García- quieren empezar cuanto antes la competición y demostrar que están capacitados para ganar.
Los estadounidense, espoleados por las ganas de rendirle homenaje a Arnold Palmer, lucharán por la victoria con un añadido de adrenalina que ya utilizaron los europeos hace cuatro años en Medinah con Olazábal y el espíritu de Seve empujando desde todas partes. esta vez la ventaja será para ellos. Veremos si la saben canalizar o se convierte en un elemento más de presión para ellos.
Es verdad que este año el equipo norteamericano parte con cierta ventaja pero no es menos ciertos que su necesidad de victoria es más elevada que la de los europeos y que incluso se habla de que sería bueno para la propia competición que estados Unidos ganara el torneo para que la gente no piense más -sobre todo los aficionados estadounidense- que la Ryder está dejando de tener interés debido al domonio de los jugadores del Viejo Contienente.
Para los aficionados españoles ha sido especialmente agradable ver como uno de los sueños de Rafa Cabrera Bello se ha cumplido. Tiene en Hazeltine a la familia al completo, disfrutando de su primera Ryder y de todo lo que ello conlleva. Rafa es ya un grande del golf mundial y se ha ganado su presencia en esta Ryder Cup golpe a golpe.
Sergio García es su contrapunto. Con ocho Ryder Cup jugadas a lo largo de su carrera, el de Castellón sabe que él es uno de los pilares de este equipo y que los doce ojos de los seis rookies del equipo estarán casi constantemente mirándole para tener referencias de las buenas.
Con él hombres como McIlroy, Stenson o Rose deberán llevar el mando del equipo con un Darren Clarke que no quiere perderse la fiesta de la victoria y vivir lo mismo que vivieron hombres como Bernhard Langer, Chema Olazábal, Sam Torrance o Paul Lawrie. Quiere la Ryder y se le nota y seguro que eso es bueno para su equipo.