El equipo europeo de la Ryder Cup, capitaneado por Darren Clarke, sabe que lo tiene muy complicado en tierras norteamericanas. Igual o más que lo tenian hace cuatro años, en Medinah, cuando Olazábal y sus muchachos remontaron un resultado que parecía casi definitivo a falta de los individuales. Hoy, como ayer, ya han empezado a jugar en el campo, a medir y a empaparse de todo lo que se van a encontrar en Hazeltine.