Pocos hubieran apostado seguro por Oliver Wilson, un auténtico desconocido del Tour Europeo para ganar una de las pruebas más importantes de la temporada del Tour Europeo estando en la "pomada" el número uno del mundo Rory McIlroy que tras la Ryder Cup quería seguir su fiesta particular y firmar una segunda victoria consecutiva en la cuna del golf y en St. Andrews, el campo de golf con más tradición del mundo.
Sin embargo Wilson, un jugador que no tenía asegurada la tarjeta para la temporada que viene, sabía que tras las primeras jornadas disputadas en Carnoustie, St. Andrews y Kingsbarns estaba ante la gran oportunidad de su vida. Los tres primeros días había firmado tres tarjetas de 64, 72 y 65 golpes que le había llevado a esos quince bajo par con apenas tres bogeys en 54 hoyos demostrando que tiene juego suficiente para estar ahí. Ahora en la última jornada sólo le faltaba demostrar que también tenía cabeza y nervios de acero para aguantar la presión de todos sus rivales, incluido el ganador de la Ryder Cup y número uno del mundo Rory McIlroy.
Y sin duda que lo hizo. Wilson acabó su última vuelta en St. Andrews con una tarjeta de 70 golpes (dos bajo par), con un solo bogey en el hoyo 4 y con tres birdies, los tres en los nueve últimos hoyos que le dieron la victoria abriéndole la puerto de un futuro muy prometedor y con nuevas expectativas por explorar.
Tras él empatados con dieciséis bajo par acabaron el escocés Richie Ramsey, Rory McIlroy y Tommy Fleetwood. En cuanto a los españoles los mejores de los nuestros empatados con -8 fueron Nacho Elvira y Pablo Larrazábal que terminaron trigésimos segundos con ocho bajo par mientras que Alejandro Cañizares, -6 y Adrian Oategui -4 cerraban la participación española en el torneo más "chic" del Tour Europeo.