El Rocket Classic, disputado en el Detroit Golf Club, quedará grabado como uno de los torneos más vibrantes de la temporada del PGA Tour. En una jornada final cargada de tensión, dramatismo y talento juvenil, el sudafricano Aldrich Potgieter, de apenas 20 años, conquistó su primera victoria en el circuito tras imponerse en un maratónico desempate de cinco hoyos frente a los estadounidenses Max Greyserman y Chris Kirk. Con esta hazaña, Potgieter no solo se convirtió en el séptimo jugador más joven en ganar en el PGA Tour desde 1983, sino también en el más joven de su país en lograrlo.
La ronda final comenzó con Potgieter liderando por dos golpes, pero pronto quedó claro que no sería un paseo triunfal. El joven prodigio arrancó con birdie en el hoyo 1, pero un bogey en el 2 y un par en el 3 lo hicieron tambalear. En el hoyo 6, otro bogey lo dejó momentáneamente fuera del liderato, mientras jugadores como Chris Kirk y Max Greyserman comenzaban a presionar con rondas impecables. Kirk, veterano de 40 años con seis títulos en su haber, firmó cinco birdies en sus primeros diez hoyos, colocándose como líder en solitario durante buena parte del día.
Potgieter, sin embargo, no se dejó intimidar. Recuperó terreno con birdies consecutivos en los hoyos 7 y 8, y más adelante en el 13 y 14, igualando la cima del tablero. Greyserman, por su parte, desplegó una ronda sin bogeys y con birdies clave en los hoyos 16 y 17, sumándose a la contienda. Al llegar al hoyo 18, los tres jugadores estaban empatados en -22. Greyserman tuvo una oportunidad de oro para ganar en tiempo reglamentario con un putt de 12 pies, pero la bola nunca amenazó el hoyo. Así, el torneo se encaminó a un desempate a tres bandas.
El playoff fue una montaña rusa emocional. En el primer hoyo extra, Kirk falló un putt de 9 pies que le habría dado la victoria. En el segundo, cometió un bogey tras tres putts y quedó eliminado. Potgieter y Greyserman continuaron el duelo en los hoyos 15, 16 y 14, sin que ninguno lograra capitalizar sus oportunidades. En el hoyo 14, ambos pegaron drives monstruosos —Potgieter alcanzó los 363 yardas— pero sus putts para birdie no encontraron el fondo del hoyo.
Finalmente, en el quinto hoyo del desempate, nuevamente el par 3 del hoyo 15, Potgieter se plantó con determinación. Su golpe de salida fue sólido, y desde 18 pies embocó un putt perfecto que rodó end-over-end hasta caer en el centro del hoyo. Greyserman no pudo igualar, y la victoria fue para el joven sudafricano, que alzó los brazos al cielo con una mezcla de alivio y euforia. “Por fin logré que uno llegara al hoyo”, declaró Potgieter, aludiendo a las múltiples oportunidades fallidas durante el playoff.
Esta victoria representa mucho más que un trofeo para Potgieter. Graduado del golf amateur con honores —fue campeón del British Amateur y ganador en el Korn Ferry Tour en 2024—, su triunfo en Detroit le garantiza estatus completo en el PGA Tour por dos temporadas, un ascenso al puesto 36 en la clasificación de la FedEx Cup y una invitación al Masters y al PGA Championship del próximo año. Además, si termina la temporada dentro del top 50, tendrá acceso a los ocho eventos “signature” del circuito en 2026.
El Rocket Classic también dejó otras historias destacadas. El colombiano Nicolás Echavarría firmó una sólida actuación con un total de -20, finalizando en la sexta posición y asegurando prácticamente su clasificación al The Open Championship. Su desempeño reafirma su crecimiento en el circuito y lo posiciona como uno de los latinoamericanos más consistentes del año.
En contraste, Camilo Villegas no tuvo su mejor semana y terminó en el puesto 67, lo que lo obliga a seguir luchando por mantener su estatus en el PGA Tour. Pero la atención del domingo estuvo centrada en el duelo generacional entre Potgieter, Greyserman y Kirk. La energía juvenil del sudafricano terminó imponiéndose a la experiencia de sus rivales, en una demostración de temple, potencia y precisión.
El Rocket Classic 2025 no solo coronó a un nuevo campeón, sino que también confirmó que el futuro del golf está en buenas manos. Aldrich Potgieter, con su swing poderoso y su sangre fría, ha llegado para quedarse. Y si esta victoria es un indicio de lo que está por venir, el mundo del golf tendrá que acostumbrarse a ver su nombre en lo más alto de los tableros.