Justin Rose acude a Augusta con el recuerdo de sus últimas apariciones. Segundo en 2015 tras Jordan Spieth, décimo en 2016, y segundo en 2017 tras perder en el play off ante Sergio García. El inglés, a sus 37 años, reconoce que ya ha alejado tlos fantasmas del año pasado y cree que con su juego actual "debería tener oportunidad de ganar, si todo va bien".
Rose ha paseado ya por Augusta y asegura que no hay ningún mal recuerdo. "Hice muy buenos golpes y me quedan recuerdos positivos. No siento que hubiera perdido el torneo. POdía tener ahora una Chaqueta Verde, pero no me siento mal por eso".
Lleno de confianza sabe también que "hay cosas que no se pueden controlar y no me preocupan otras variables. Estoy jugando bien y estoy muy animado por ello", dice. Lo cierto es que Rose tiene ya en su maleta el número uno de Europa en 2007, el Us Open de 2013, es campeón Olímpico en 2016, y demostró que se recuperó bien de la derrota en Augusta, ganando el WGC HSBC y el Turkish Airlines Open, y terminando segundo en el Race to Dubai.
"No tengo nada que demostrar, pero es evidente que me uistaría tener más Majors para que mi carrera sea todavía más especial".