Antes, el golf tenía mucho que ver con el hambre, como lo tenía que ver el tenis, el fútbol, los toros o cualquier disciplina que diera fama y dinero a sus practicantes. Ese “apetito” y la falta de medios hacían que los niños, los más jóvenes, intentarán imitar a sus ídolos a fuerza de echar horas, de entrenar por la noche, cuando nadie los veía- y robándole tiempo a los libros y a los estudios.
Hijos de esa generación, que algunos llaman espontánea, llegaron a lo más alto deportistas como Ángel Nieto, Manolo Santana, Juan Gómez, “Juanito” -el 7 del Real Madrid-, el Cordobés (el padre) o algunos de nuestros mejores golfistas, como Manolo Piñero, Severiano Ballesteros o Antonio Garrido, todos ellos campeones del mundo y de la Ryder Cup, entre otras muchas cosas.
Afortunadamente, la situación ha cambiado mucho y esas `generaciones espontáneas´ ya no existen. Los grandes triunfadores llegan primero por su propio talento, por su constante trabajo desde casi los primeros años de su vida, por su continua preparación, por la apuesta de sus padres, el trabajo de algún entrenador u ojeador que les vio en un instante al principio de sus carreras, por el apoyo de Federaciones territoriales o nacionales y en el caso de los más afortunados, por la ayuda de algún patrocinador o sponsor que creyó en ellos casi sin base alguna.
Jon Rahm, este joven vizcaíno de Barrika nacido en 1994, es el mejor ejemplo de que la generación espontánea es ya un recuerdo del pasado. Desde muy joven se aficionó al golf aunque como todo chaval practicó casi todos los deportes que nos podamos imaginar con relativo éxito y más emoción que otra cosa.
Cerca de casa, en su Barrika natal, estaba el Club de Golf de Larrabea y allí empezó a jugar al golf. Desde el primer momento el golf le enganchó y pronto empezó a quemar etapas desde la escuela de su Club hasta la nacional donde estuvo hasta 2012 jugando todos los campeonatos posibles para en ese mismo año dar el salto a Estados Unidos donde ha estudiado en la prestigiosa Arizona State University –la misma en la que se fraguó la estrella de Phil Mickelson- Comunicación y se ha forjado, primero como hombre y después como un excelente jugador del golf y número uno mundial amateur.
Y ahora tras el US Open, en su primer Major, empieza el primer día de su nueva vida como jugador profesional. Desde ya, podrá empezar a ganar dinero -y mucho- con sus victorias y entre sus objetivos el primero, es el de conseguir la tarjeta para jugar el PGA Tour.
Para ello tiene siete oportunidades. Siete invitaciones que empezarán a contar desde esta semana en el Quickens Loans, el torneo de Tiger Woods donde hay en juego 6,9 millones de dólares de los que 1.242.000 serán para el ganador, además de los 500 puntos de la FedEx Cup.
Y Jon parte como uno de los atractivos principales del torneo. Después jugará el Barracuda Championship, el Barbasol Championship y el John Deere Classic. Y después, ya veremos.
De momento, esta semana se volverá a ver las caras con jugadores como Keegan Bradley, Ernie Els, Ricky Fowler o Patrick Reed. Todos ellos ídolos de juventud y ahora rivales en el duro día a día del golf profesional.
Desde hoy, Rahm dejará de tener amigos para tener contrincantes y también desde hoy empezaremos a leer y a saber que el golf español tiene un nuevo nombre al que seguir y que seguro traerá al golf español títulos de importancia. Como el mismo dice, “quiero ser número uno del mundo”. Ya lo ha sido como jugador amateur, veremos si lo consigue también a nivel profesional.
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