La fatiga mental pudo ser el motivo de no pasar el corte en el BMW PGA de Wentworth y el Open de Irlanda, torneo que organizaba con su Fundación. Rory McIlroy llevaba hasta entonces una temporada brillante, con victoria en Dubai, en el Cadillac Match Play y en el Wells Fargo, además de un segundo puesto en Abu Dhabi, el cuarto puesto en el Masters, un octavo en The Players, y un noveno en el Cadillac Championship.
El número uno del mundo sembró dudas después de esos dos cortes fallados y vuelve con fuerza en el US Open, el segundo Major de la temporada, en un escenario, el de Chambers Bay, que le ha sorprendido. "No sabía qué me iba a encontrar", reconoce. "pero me gusta el campo y es lo más parecido a un Open pero en Estados Unidos, y con 20 grados más de temperatura", dice. McIlroy confía en aprovechar su buen tono en los campos links, como en Hoylake, donde ganó el año pasado el Open.
"Me veo con buen juego y puedo aprovechar mis oportunidades", dice, y asegura que "habrá que ser agrasivo desde el tee y controlar bien la bola", esa será la clave del éxito y su plan para este segundo Major de la temporada donde se espera que, al menos, confirme su reinado mundial.