Hablar de crísis en un jugador que este año ha ganado cinco torneos de la PGA puede parecer irrisorio pero si el nombre del sujeto en cuestión es Tiger Woods igual no es tan descabellado, sobre todo si tenemos en cuenta que el número 1 del mundo va a cerrar su temporada sin ganar ninguno de los cuatro Majors -algo que no hace desde 2008- y que este lunes perdió el número 1 de la FedEx Cup terminando en el Deutsche Bank Championship no lejos sino lejísimos de la cabeza.
Pero Tiger sabe que todavía tiene muchos ases en su manga y dos partidas para jugar donde seguro echará el resto. Primero el BMW dentro de dos semanas y después el Tours Championship. De ganar alguno borrararía de un plumazo los rumores sobre esa crisis que le ha llevado a cuando menos tener una temporada algo irregular, con esas cinco victorias pero también con muy malas actuaciones.
Tras el último Major de la temporada, el PGA Championship, donde Woods terminó cuadragésimo, firmó un gran torneo en el Barclays acabando segundo pero esta semana volvió a poner la de arena con un puesto 60 que poco tiene que ver con la mejor versión de Woods esta temporada.
El norteamericano terminó también trigésimo segundo en el US Open y sexagésimo quinto en el Memorial Tournament mientras que sus otras dos malas actuaciones esta temporada se remontan al Accenture Match Play y al Honda Classic, donde terminó trigésimo séptimo y trigésimo tercero, respectivamente.
De los 14 torneos que ha jugado en la PGA esta temporada, Tiger ha hecho una posición peor de la trigésimo segunda en seis ocasiones, casi en un 50% de las veces en las que ha jugado.
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