Sergio García, el héroe de las últimas ediciones de la cita europea de Valderrama y el gran reclamo de la semana junto a Jon Rahm, no pudo alcanzar el hito que, sin lugar a duda, le hubiera convertido en leyenda. La cuarta victoria del castellonense sobre el diseño de Robert Trent Jones, su campo fetiche, tendrá que esperar mejor ocasión.
La semana de Sergio empezaba con un gran 66 que no sorprendía a nadie y que le acreditaba como candidato a la revalida del título. Sin embargo, el +1 con el que se despedía el viernes hacía pensar que la cosa no iba a ser tan sencilla. García pasaba de no conocer el bogey a sumar cinco en su segunda cartulina.
En esa misma tónica jugó el sábado. El campeón defensor no supo ejercer una buena defensa de su título durante la jornada del movimiento y eso le hizo cargarse de bogeys. Cinco golpes se sumaban a su tercera tarjeta y, si bien intentó descargarla a base de birdies, los tres que restó en la segunda parte del día no fueron suficientes para evitar terminar el día en positivo.
Ya metidos en el domingo, en la ronda decisoria tampoco le acompañó el acierto. Una sola anotación en los primeros nueve hoyos, un birdie en el hoyo 7, le alejaban aún más de cualquier posibilidad, no solo de dar alcance al líder, una misión sin duda imposible, si no también de poner un pie en el podio. Por si fuera poco, cuando parecía que iba a terminar con una vuelta libre de bogeys, el apoyo de su pie derecho volvió a jugarle una mala pasada, algo que empieza a resultar demasiado habitual en el jugador de y un resbalón hizo que la bola saliera directa al lago del 17, con el consiguiente bogey para su contabilidad.
A pesar de todo, García supo sacar una lectura positiva del resultado de esta semana. “He jugado mi mejor golf en lo que va de año. Me llevo sensaciones muy positivas, sobre todo por como me he encontrado. Voy a acabar sexto sin meter un putt y después del resbalón del hoyo 17. Si no, es muy probable que hubiese terminado segundo, pero la bola no quiso entrar. Aún así, la cosa va bien”.