Tras la jornada de ayer Casey demostró por fin que puede luchar por una victoria que hace mucho tiempo que no consigue. Tras su lesión en el hombro derecho, que se produjo esquiando, el inglés no ha sido el mismo pero ahora parece que empieze a ganar la confianza que le ha faltado en estas últimas temporadas y empieza a desarrollar el juego que le colocó hace un par de años entre los mejores del mundo.
Ayer volvió a firmar 66 golpes, los mismo que en la primera jornada, con seis birdies, un eagle en el 13 y un solo error en forma de bogey en el 17 que no impidió que se alzara con el liderato superando al que hasta ayer parecía un auténtico vendaval, el norirlandés Rory McIlroy, que tras la semana pasada, donde logró la victoria y la vuelta de ayer, en la que firmó una espectacular tarjetade 63 golpes, parecía un caballo desbocado hacia la victoria.
Sin embrgo ayer McIlroy, el ex número uno del mundo y ex pareja de la tenista Caroline Wozniaki con la que rompió hace apenas unos días, ofreció ayer su peor cara con una vuelta de 78 golpes que lo desplazó del liderato del torneo y del favoritismo absoluto hasta la vigésimo cuarta plaza a la que cayó tras su descalabro del viernes con una tarjeta en la que hubo de todo con tres birdies, tres bogeys y tres doble bogeys seguidos en el 13, 14 y 5 que acabó con sus opciones de victoria en este Memorial Tournament.
Otro que centró la atención del torneo es el número uno mundial, Adam Scott, que ayer terminó con 70 golpes para un total de -1 y un Top-Ten que podrá mejorar el fin de semana aunque da la sensación de que ya está demasiado lejos de la cabeza para poder optar por la victoria.
Gonzalo Fernández Castaño consiguió el primer objetivo de esta semana: pasar el corte. El madrileño terminó con una tarjeta de dos abajo subiendo dieciseís puestos en la tabla y con la necesidad de mejorar este fin de semana para subir puestos en la tabla y aumentar sus ganancias de cara a poder mantener la tarjeta del circuito el año que viene.