Antes que nada, corresponde hacer una aclaración ante un error que hemos tenido en artículos anteriores. La colombiana Valery Plata está en el puesto N°15 del ranking anual perteneciente al EPSON Tour: último puesto que otorga tarjetas para el LPGA (modificación que había quedado confusa cuando se informó oficialmente, pero que no nos exime de la equivocación). Por lo tanto, la presión es menor de lo dicho para el EPSON Tour Championship que vendrá la próxima semana. A estar atentos.
Habiendo hecho esta clarificación, se podría decir que fue una semana estándar para los resultados de nuestros representantes. En el Acciona Open (para quienes no saben, un torneo que he visitado en 2022 y que conozco su mística y su pintoresco ambiente. Aprovecho para felicitar al querido Ángel Hidalgo y a la gran cobertura que hicieron mis compañeros de este medio), el paraguayo Fabrizio Zanotti terminó en un buen T-29. Por otra parte, el Yeangder TPC del Asian Tour vio al guatemalteco José Toledo ubicarse como el mejor latino, al terminar T-40. A su vez, el Lacoste Ladies Open de France (Ladies European Tour) vio cómo Fernanda Lira quedó en un rescatable T-32. Y la colombiana María José Marín, llegando al torneo en cuestión por ser integrante del equipo universitario (obtuvo una invitación), fue la sorprendente mejor jugadora latina del Walmart NW Arkansas Championship, terminando en un notable T-17. En conclusión, fue una semana cercana a la media de lo que estamos acostumbrados. El problema es que lo más importante pasó por lo que faltó.
En otra deshilachada Presidents Cup, el equipo estadounidense volvió a ganarle al equipo Internacional por 18.5 a 11.5. Y esto pasó con un Jim Furyk que dio bastantes concesiones en los foursomes, con un Mike Weir que tuvo movimientos inentendibles (repetir los mismos equipos en la jornada del sábado y el protagonismo demasiado excesivo de Taylor Pendrith, entre otras cosas, son dos ejemplos de lo descripto), con un final de sábado de terror para el equipo derrotado y con las explosiones extravagantes (con algunas intervenciones simpáticas y que sumaron al evento. Pero otras intervenciones realmente disparatadas e innecesarias) de los coreanos Joohyung “Tom” Kim y Si Woo Kim. La tendencia es la misma y algo habrá que hacer con el evento. El problema de todo esto es que encima no han surgido representantes de nuestra región, luego de 9 años.
Más allá de estar o no estar de acuerdo con LIV Golf, es innegable que a la prohibición de jugadores como el chileno Joaquín Niemann se la puede contar como un factor preponderante para la falta de nuestros golfistas aquí. Sin embargo, las reglas son conocidas de antemano. En consecuencia, las responsabilidades del golf masculino de esta parte del mundo recaen por un Emiliano Grillo (mejor ranking, sin estar en la liga de capitales saudíes) que desconectó su chip competitivo luego del The Masters. Y la situación es aún más comprometedora si a esto le sumamos los movimientos tardíos de un Jhonattan Vegas que se viene recuperando de su calvario en las lesiones y la falta de experiencia del colombiano Nicolás Echavarría y el argentino Alejandro Tosti. Por otro lado, termina siendo hasta contraproducente tener a Camilo Villegas en el sector de la parte técnica (quien tuvo un intercambio de palabras con Kevin Kisner, en el comienzo de la competencia), sin uno de nuestro sector que logre inundar la pasión que llevamos para jugar al resto del conjunto. Como podrán apreciar, así es difícil.
La Presidents Cup está perdiendo relevancia y el golf latino, en el PGA Tour, está perdiendo relevancia. Una de las fuentes más importantes de difusión está quedando atrás y pareciera importar poco. ¿Se dan cuenta EN DÓNDE ESTAMOS PARADOS? Si queremos que nos escuchen más y nos valoren más, la autocrítica debería tener otra preponderancia y el esfuerzo por mejorar (hablando en general y sin desmerecer a los que están haciendo sus primeras armas en el mundo del golf estadounidense) debería subir de nivel.