El australiano Jarrod Lyle ha sido desde hace muchas temporadas un jugador muy querido tanto en la PGA como en el circuito australiano sobre todo por su constante lucha con el cáncer y con la leucemia durante los últimos años. Tres veces en su vida Lyle ha sido derrotado por la leucemia mieloide aguda, interrumpiendo una prometedora carrera en Estados Unidos.
A los 19 años, los médicos le dieron menos de un 20% de probabilidades de sobrevivir a esta terrible enfermedad, pero Lyle la derrotó y comenzó su carrera en el PGA Tour, el circuito de golf más duro del mundo. Años después, el cáncer volvió justo después de terminar en una gran cuarta posición tras jugar el Génesis Open de 2012 en lo que fue el mejor final de temporada de su carrera.
Entonces, y por segunda vez, le dieron muy pocas probabilidades de vida tras volver a aparecer la Leucemia. Pero Lyle ganó nuevamente al cáncer y regresó al PGA Tour para intentar vivir de nuevo una vida normal.
Pero la exigencia del PGA Tour era incompatible con sus problemas y los tratamientos que tuvo que llevar a cabo así que decidió volverse a Australia para jugar el circuito australiano, participar como comentarista de torneos en la televisión australiana y retomar su viejo negocio de ropa de golf.
Pero cuando las cosas parecía que cogían de nuevo el buen camino y que la leucemia se había rendido a vuelto para aparecer de nuevo este año por cuarta vez en su vida.
Ahora Lyle y su equipo médico apostarán por una nueva terapia con células madre además de hacerle un trasplante de médula de su hermano menor, Leighton. Una situación que podría resolver el problema, aunque las posibilidades de que el transplante de médula sea un éxito son sólo del 25 %, según los médicos.
"Será la quimioterapia más dura que haya tenido nunca”, aseguró Lyle, que ingresará en un hospital de Melbourne el 29 de noviembre donde durante cinco días le harán el tratamiento. "Esos días es probable que sean muy malos para mí. Mi médico me ha dicho que confía en que todo salga bien. Si él no creyera que podría funcionar, no lo haríamos. Pero escuchando las probabilidades, y sabiendo que es mi última oportunidad, no fue una conversación fácil, la verdad”.