La tercera jornada del PGA Championship prometía emoción e igualdad, con hasta quince jugadores en un margen de cuatro golpes y el viento azotando con fuerza el recorrido de Quail Hollow. Todo apuntaba a un desenlace imprevisible el domingo... hasta que Scottie Scheffler decidió intervenir. El número uno del mundo ofreció una exhibición implacable en los últimos hoyos para dejar claro que, si alguien quiere arrebatarle el título, va a tener que hacer algo extraordinario.
La tormenta matinal no logró frenar la dureza del campo, que esta vez sí respondió con exigencia de un major. En ese contexto, Jon Rahm resurgió con una de sus mejores rondas del año: 67 golpes (-4) para colocarse con -6 en el total y volver a sentirse competitivo en un grande, algo que no le ocurría —según sus propias palabras— desde el US Open 2023. “No me doy opciones de ganar un major desde entonces”, reconocía satisfecho al final de su vuelta.
Durante varias horas, el español llegó a compartir liderato. Pero Scheffler tenía otros planes: firmó un tramo final letal con eagle en el 14 y birdies en los hoyos 15, 17 y 18, para cerrar con 65 impactos, la mejor tarjeta del día. Un zarpazo que lo catapultó a lo más alto (-11) y que dejó gélidos al resto de aspirantes.
Con tres golpes de ventaja sobre el sueco Alex Noren (-8) y cuatro sobre los estadounidenses David Riley y J.T. Poston(-7), Scheffler saldrá el domingo con el trofeo Wanamaker en el punto de mira. Justo un golpe por detrás vienen Rahm, Si Woo Kim y Jhonattan Vegas, líder tras 36 hoyos, que ahora deberá remar contracorriente si quiere dar la campanada.
El final de jornada de Rahm fue brillante, aunque tuvo momentos de tensión. En el hoyo 3 embocó un gran approach; en el 14, su madera le dejó una opción clara de eagle; en el 16, dos golpes perfectos le permitieron firmar otro birdie. No todo fue épico: en el hoyo 11, un golpe desviado impactó en la cabeza de un espectador, que por fortuna se lo tomó con humor. “No entiendo cómo no le ha dolido, estaba encantado…”, contaba Rahm, que le regaló un obsequio antes de fundirse en un abrazo. Poco después, en el 13, tuvo que pedir asistencia médica por un rasguño en el antebrazo: aparatoso, pero sin gravedad.
“He jugado muy, muy bien al golf hoy y hacer cuatro menos es complicado. Estoy muy contento de mi juego hoy”, sentenció el vizcaíno. Pero para convertirse en el primer español que conquista el PGA Championship, necesita una remontada épica… y que Scheffler afloje. No sería la primera vez que ambos se cruzan en un duelo grande: en los pasados Juegos Olímpicos de París, Rahm tenía el oro encarrilado hasta que el estadounidense lo adelantó en el último suspiro.
La jornada también dejó buenas sensaciones para el golf español gracias a David Puig, que firmó 68 golpes para situarse en el top-25 provisional. “Un top 12 y jugar el año que viene siempre está en el punto de mira. Ese sería uno de los objetivos y creo que es bastante realista”, declaró el joven de La Garriga. En cambio, Sergio García vivió una jornada negra: sus 79 golpes lo relegan al último puesto (+9), prolongando su difícil parte de la temporada.
Mientras tanto, Scheffler sigue a lo suyo. Busca su tercer major y no se conforma. Después de su rueda de prensa, se marchó al campo de prácticas a aprovechar los últimos rayos de sol y seguir afinando su juego. Porque cuando estás en la cima, cada detalle cuenta. Y con él, nada parece fruto de la casualidad.