Estoy bendecida, es una expresión recurrente cuando Lizette Salas habla sobre su familia, su carrera y su comunidad dentro y fuera del campo de golf. La gratitud por estos tres elementos esenciales de su vida la han impulsado a apoyar programas para niños con recursos financieros limitados.
"Siempre fue mi sueño dar a los niños la oportunidad de al menos tener algún conocimiento del juego del golf. Existe este estereotipo de que es solo para un cierto tipo de persona y, con mi historia, sentí que podía impactar la vida de los niños, se vuelvan profesionales o no", dijo Lizette, cuya historia en el mundo del golf comenzó hace más de dos décadas.
Su padre, Ramón Salas, que emigró de México a Estados Unidos en la década de 1970, intercambió trabajos mecánicos con Jerry Herrera, el profesional de golf de Azusa Greens en California, a cambio de clases de golf para su hija de 7 años. Fue el comienzo de lo que Ramón llama el "sueño americano" de Lizette.
Lizette se convirtió en la primera de su familia con un título universitario, después de recibir una beca de golf por la Universidad del Sur de California, donde se graduó en Sociología y fue golfista universitaria All-American
Luego vinieron los viajes por carretera de miles de millas en la camioneta de su padre y las noches en áreas de descanso cruzando el país para competir en los eventos del Epson Tour.
"Nos convenció de su potencial y todos nos involucramos cada vez más", dijo Ramón, su orgulloso chofer, caddie y fan número uno durante el año que intentó llegar al LPGA Tour. Un año lleno de recuerdos, risas y lágrimas para padre e hija que culminó en lo que Ramón considera otra "gran bendición".
En el último evento para acceder al LPGA Tour en 2011, Lizette hizo birdie en el hoyo final del torneo de clasificación y entró en un playoff de tres hoyos con otras ocho golfistas para disputar el último puesto del Tour. Hizo birdie en los tres hoyos adicionales y obtuvo su tarjeta del LPGA Tour. Poco después, Lizette comenzó a devolver las bendiciones a su familia y su comunidad.
"Comenzamos con unos 40 niños, y solo cobrábamos un dólar por dos horas. El objetivo era hacer crecer la comunidad de golf en mi ciudad natal. Mis sobrinas y sobrinos han estado en el programa. Mi cuñado fue entrenador. He visto a niños comenzar, ir a la universidad y regresar para ayudar a los más pequeños", dijo Lizette sobre el Programa de Golf Junior de San Gabriel, creado en 2012 con su padre y su entrenador Herrera.
"Mi comunidad, mi ciudad natal, siempre me ha apoyado durante los altibajos, cuando casi abandoné el golf varias veces. Conocen mi capacidad y están ahí si necesito un hombro para llorar", agregó Lizette, quien sueña con crear becas para que los niños de San Gabriel continúen la educación superior "independientemente de dónde vengan sus padres".
Más de una década después, con una victoria en el LPGA Tour y cinco Solheim Cups con el equipo de Estados Unidos, Lizette sigue muy involucrada en su proyecto comunitario y ha ampliado su apoyo a iniciativas nacionales para niños como LPGA * USGA Girls Golf, que opera en más de 500 comunidades y atiende a cerca de 100.000 niñas a través del juego de golf cada año.
Dado que, según la World Golf Foundation, las jóvenes latinas son uno de los grupos de más rápido crecimiento en el golf, Lizette se ha convertido en la embajadora perfecta de Girls Golf.
"Dondequiera que esté de gira, trae consigo su espíritu latino. Es una hermosa representación de nuestra cultura, algo muy importante para nosotros en Estados Unidos", dijo Azucena Maldonado, fundadora de la Asociación de Golfistas Latinas, que forma parte de la “familia” de Lizette desde 2008.
"Espero que el futuro en el golf represente la diversidad, la inclusión y la accesibilidad en todo el país, independientemente de la condición financiera, la raza y la etnia. Es algo que tuve que enfrentar cuando era niña", dijo Lizette al anunciar su apoyo a otro programa, Youth on Course, una organización que brinda a los jóvenes acceso a oportunidades que cambian la vida a través del golf.
"Asociarse con una organización como Youth on Course, que brinda a los niños la oportunidad de jugar al golf independientemente de su condición financiera, es una gran causa", agregó Lizette, que se suma a sus compañeros profesionales Harold Varner III y Jennifer Kupcho como embajadores para aumentar la accesibilidad al golf de los más jóvenes.
Lizette parece haber encontrado nueva energía y motivación para apoyar más causas y sobresalir en el campo de golf. "Supongo que soy una luchadora. Sé que nunca me van a dar nada porque sí", dijo Lizette, que cuenta con las leyendas del golf Nancy López y Lorena Ochoa entre sus modelos a seguir.
A sus 32 años, Lizette Salas también se está convirtiendo en un modelo a seguir para las jóvenes aspirantes a golfistas. "Creo que con solo compartir mi historia y decir, ¿sabes qué? Todavía estoy aquí. Sigo luchando y no voy a ir a ninguna parte. Creo que la gente se relaciona con ese mensaje, ya sea en el campo de golf o en la vida", dijo, después de superar sus propias dificultades con la salud mental y compartir su experiencia.
"El mayor riesgo que tomé fue dejar todo lo que conocía en 2020 durante eñ COVID e ignorar los signos de ansiedad y depresión. Aprendí la mayor lección sobre mí y las personas que me rodean y lo importante que es la salud mental", dijo Lizette, que emergió de un duro proceso con dos emotivos segundos puestos en el KPMG Women's PGA Championship y el AIG Women's Open de 2021.
"Vi lo sola que puedes llegar a estar, y aprendí rápidamente enseñó quiénes son mis verdaderos amigos y quiénes son las personas que más me quieren", dijo Lizette, bendecida nuevamente esta semana en el Campeonato Palos Verdes presentado por Bank of America con la compañía de su familia, su comunidad y los niños a los que apoya.
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