Justin Thomas, el protagonista de este 2017 con dos victorias en los dos torneos que se han disputado en el PGA Tour, es consciente de que se ha convertido en el jugador a batir. "Estoy emocionado por lo que queda de año", asegura, aunque reconoce que "nadie sabe cómo voy a estar dentro de tres meses". En todo caso no se arruga y avisa de que "me encanta Augusta".
El joven estadunidense que ha ganado el Torneo de Campeones, y una semana después ha conseguido la victoria en el Sony Open de principio a fin con el mejor registro de la historia del PGA Tour, ya es primero en la FedExCup y octavo en el Ránking Mundial.
Su última ronda ha tenido que abstraerse de todo. "No quería ni mirar twitter y traté de bloquear mis pensamientos". Era normal, de momento nadie ha desperdiciado siete golpes de ventaja en la última jornada y no iba a ser él el primero. Ese récord no quería ganarlo.
Comparado con McIlroy, Speith o Jason Day, Justin Thomas asegura que "no sé si estoy todavía en ese punto, pero ese tipo de cosas son las que no me deben preocupar".