Tanto Kevin Chappell como Troy Merrit han sido dos dignos contendientes, pero al final se ha impuesto Jason Day, con más experiencia, con siete victorias en el Tour y una de ellas en un Grande, el Campeonato de la PGA de la temporada pasada, el último jugado hasta el momento.
Day firmó dos setentas en el fin de semana y aun así ganó a Chappell con cuatro tarjetas en los sesenta y pico, lo que es buena muestra del buen juego de ambos. Merrit, mientras tanto, se había descolgado en los primeros nueve de la cuarta jornada, pero cinco “birdies” seguidos al comienzo de la segunda vuelta le pusieron entre los aspirantes y sólo el agua y el doble “boggey” del último hoyo le colocaron tercero junto al sueco Stenson. Un torneo muy competido, con un golf de enorme altura y apasionante de contemplar.
Fue un gusto, también, ver y escuchar a Arnold Palmer, aunque hay que decir que ha tenido un bajón físico importante respecto al año pasado y que no estará en el próximo Masters dando el golpe de salida junto a Nicklaus y Player como ha sido costumbre los últimos años. Larga vida al Rey y a su torneo.
La semana que viene disfrutaremos del Mundial Match Play en el que serán de la partida Sergio García y Rafa Cabrera-Bello junto a los otros sesenta y dos jugadores más importantes del momento. Este número aparentemente caprichoso no lo es, claro está, y de ahí se quedarán treinta y dos, luego dieciséis, después ocho, cuatro, dos y uno, el que a la postre resulte vencedor.
Va a ser muy divertido de ver, siempre lo es con este formato de juego, y disfrutaremos viendo un campo difícil, el Austin Country Club de la capital de Texas, en el que se criaron como jugadores Tom Kite y Ben Crenshaw, un Open USA el primero y dos Masters de Augusta el segundo, y ambos alumnos de Harvey Penick, uno de los profesores más prestigiosos de todos los tiempos. Lo dicho, no hay que perderse el Dell Match Play y hay que ir calentando para el Masters, que está a la vuelta de la esquina.
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