Y es que al final su clasificación para el Open Championship, el tercer Major de la temporada, no dependía de él. Su compañero de partido, el inglés Tyrrell Hatton, tiraba para birdie en el 18 después de un segundo golpe espectacular dejando en sus manos las opciones de Rafa para estar en St. Andrews ya que de ese último golpeo también dependía su presencia en el Open.
El inglés estaba al par del campo tras las cuatro jornadas mientras que Rafa había terminado con -1. Si embocaba empataría con el canario en la cuarta posición y conseguiría la plaza para el Major al tener una mejor posición en el Ranking Mundial. El español era el 148 y el inglés el 142.
Tyrrell sabía la importancia del birdie y se concentró como no lo había hecho en los 17 hoyos anteriores. Cerró y apretó sus manos sobre el grip, fijó la mirada en el hoyo, llevó el putt hacia atrás y golpeó a la bola de manera perfecta. Esta recorrió los tres metros hasta su objetivo por el camino idóneo y cayó muerta al fondo del agujero. Tyrrell levantó los brazos como si hubiera ganado el torneo, pero en verdad lo que se había ganado era una plaza para el Open.
Mientras, Rafa se quitaba la gorra y las gafas negras mientras movía su cabeza negando la realidad. Hacía un par de hoyos que había perdido el torneo y ahora había perdido también la opción más fácil de estar en la cuna del golf. Otra vez será.