"Voy a jugar el Masters, dijo Tiger Woods hace sólo unas horas en estados Unidos tras confirmar la importancia que para él tiene este torneo que lo encumbró a lo más alto. "Obviamente es muy importante para mí, y quería estar allí".
Sobre el estado de forma de Tiger nada se sabe tras su última retirada en el PGA. El norteamericano ha seguido bajando puestos en el Ranking Mundial y llega a Augusta más allá del puesto 100 con la ilusión de hacer un buen torneo y con el primer objetivo, aunque suene duro de pasar el corte.
En su escueto comunicado a través de su página Web Tiger Woods asegura que "He trabajado mucho en mi juego y tengo muchas ganas de competir. Estoy emocionado de volver a Augusta y agradezco el apoyo de todos."
Lo que está claro es que con la llegada de Tiger Woods a Augusta este lunes el torneo toma una nueva dimensión y las expectativas sobre su juego abren un mar de dudas visto como desarrolló su primera parte de la temporada en donde los malos resultados fueron una constante.
Woods, de 39 años y cuatro veces ganador del torneo, había puesto en duda su participación en el Masters de Augusta prácticamente desde el mes de febrero cuando se retiró para "mejorar su juego y asegurando que "hasta que no estuviera al 100 por 100 no volvería". Este año Tiger sólo ha jugado dos torneos en la PGA jugando sólo 47 hoyos y fallando el corte en el Abierto de Phoenix en enero y tras 11 hoyos retirándose del Farmers Insurance Open.
"Él ha dicho durante todo este tiempo que iba a volver en cuando se sintiera cómodo", aseguraba el agente de Tiger Woods, Mark Steinberg que aseguró a la cadena de televisión ESPN que "Tiger me llamó hoy (por el viernes) y me dijo que iba a jugar la próxima semana. Él siempre toma decisiones muy firmes. No hubo debate en ningún momento. Sólo él podía determinar cuándo iba a volver y esta es una decisión suya al 100 por 100", dijo su manager.