En 2007 Severiano Ballesteros estaba ya de vuelta de casi
todo y de cualquier cosa que pasaba en el mundo de los 18 hoyos era preguntado
para saber su opinión. En 2007, Seve hablaba de Tiger Woods y se refería entonces a
un swing en el que veía "cosas raras". "He notado cambios en el swing de Tiger
Woods desde que se sometió a una cirugía en la rodilla y opino que el mejor
jugador del mundo debe prepararse para sentir más dolores a medida que vaya
madurando".
Seve vivió en primera persona unos terribles dolores de
espalda que casi le acompañaron desde los comienzos de su carrera hasta que le
obligaron a dejar de practicarlo al máximo nivel. El gran Seve nunca se rindió,
es verdad, y una vez tras otra volvía -a veces tras periodos superiores al año-
a intentarlo de nuevo. Su espalda fue su talón de Aquiles pero nunca se rindió.
Ni los resultados, ni los cortes fallados, ni las malas actuaciones hicieron
que colgara los palos.
¿Una premonición del que fue el mejor jugador del mundo o
simplemente la repetición de lo que él mismo había sufrido en su misma piel?
"Tiger se ve distinto este
año", dijo Ballesteros en la edición de septiembre de 2005 de Golf Magazine. "Tiger es un
veterano a los 27 años, ya no es un bebé. Tiene que comenzar a comprender que
el tiempo se siente en tu cuerpo. Tras una lesión importante uno nunca llega a
un cien por ciento. Tu mente espera a sentir dolor, y eso cambia tu
swing".
En 2007 Tiger Woods se
sometió a un cirugía en la rodilla izquierda al finalizar la temporada y
regresó para ganar tres de los primeros cuatro torneos que jugó. Sin embargo,
el propio Woods confesaba que "ya no practicaba tanto como antes".
"Cuando uno tiene 20 años
pude darse el lujo de hacer un swing violento,'' decía Seve, pero después las
cosas se complican Ya en los 30 es aún más difícil y nunca mejora la situación.
Ya sé que la lucha contra la espalda no la voy a ganar", aseguraba el cántabro.
Ahora, once años después de aquellas palabras de Seve, Tiger tiene 38 años y al borde de los cuarenta su situación parece no haber
mejorado mucho con el paso del tiempo. Desde 2004 Tiger ha tenido problemas en la rodilla
izquierda. Ese año le extirparon dos tumores benignos, en 2007 se rompió los ligamentos
de su rodilla izquierda, en 2008 tuvo dos
fisuras en la tibia izquierda, lesión en el cartílago de la rodilla y rotura
del tendón de Aquiles de la pierna derecha. En 2010 sus lesiones se produjeron
en el cuello y en el tobillo derecho, en 2011 se hizo un esguince en la rodilla
izquierda, en el 12 se lesionó el talón del pie izquierdo, en el 13 se lesionó
el codo izquierdo y la espalda, en el 14 se operó de la espalda y en este 2015
se retiró con problemas en los glúteos.
Un
curriculum médico absolutamente dantesco que refleja claramente porque Tiger ya
no gana un Major desde 2008. Desde su última victoria Tiger no ha estado al
100%, ni siquiera en 2013 cuando ganó cinco torneos de la PGA y volvió a
terminar el año como número 1 del mundo. Tiger no ha vuelto a ser el mismo y da la sensación
de que cada vez va a peor, igual que su swing tampoco es el mismo, a pesar de
cambiar de entrenadores, de ser más potente con el driver -como decía a
principios de temporada- o de "vender" que "el dolor había desaparecido de su
cuerpo".
En sus
mejores años Seve tuvo también problemas en la espalda -prácticamente durante
toda su carrera- el pie derecho, la rodilla derecha y el codo izquierdo pero a
partir de 1995 ya no pudo ganar nada más. Su cuerpo había dicho basta aunque el
siguió intentándolo.
Lo de esta semana pasada con su retirada tras 11 hoyos en su segundo torneo del año tras seis meses inactivo -a excepción del Hero World Challenge- no
es más que una consecuencia más de su terrible auto exigencia y de la necesidad
de un golf profesional que necesita a Tiger casi a cualquier precio. Resulta
además curioso ver las excusas de Tiger y su entorno cuando se producen estas
lesiones -desde que la cama en la que ha dormido le ha producido muchos dolores
a la de esta última semana echándole la culpa al periodo de inactividad tras el
calentamiento previo antes de salir a jugar-.
Las lesiones de Tiger, como las que tuvo Seve en su
momento o las de cualquier deportista de máximo nivel, llevan consigo otra
variante más y es la del sobre-entrenamiento posterior a una lesión para
intentar volver cuanto antes. Eso conlleva en la mayoría de los casos a una
mala recuperación y quizá a una nueva lesión, quizá más grave todavía que la
anterior. Mala recuperación, sobre-entrenamiento, presión y nueva lesión. Un
círculo vicioso del que es muy difícil salir. Y si no que se lo digan a otro
grande del deporte mundial: Rafael Nadal.
Como Tiger, el de Manacor lleva muchos años jugando al
máximo nivel, con una exigencia brutal, y con muchos años a sus espaldas
practicando su deporte. Como Tiger el tenis le necesita y el mismo quiere
seguir jugando temporada tras temporada a pesar de sus lesiones, con las que
convive hace años.
Desde 2003 Rafa -que como Tiger ha ganado 14 torneos del
Grand Slam- ha sufrido desde una fisura en su codo derecho a una fisura de escafoides en el pie izquierdo,
inflamaciones en su pie izquierdo, problemas de apoyo en los pies, calambres en
el brazo izquierdo que le hicieron perder fuerza y precisión, acompañados de
mareos, lesión en la rodilla derecha -tendinitis en la inserción del tendón del
cuádriceps-, tendinitis del tendón cuadricipital de ambas rodillas. Microrotura
abdominal, lesión en la rodilla derecha, molestias en el tendón perineo de su
pie izquierdo, lesión en su pie izquierdo, lesión crónica en el tendón
rotuliano de la rodilla izquierda, lumbares o muñeca derecha, la última en
2014.
Casos similares en deportes diferentes. Seguramente, si
analizáramos otros deportes también nos encontraríamos casos parecidos.
Aquellos en los que la máxima exigencia por conseguir resultados obligaban
finalmente a que fuera el cuerpo el que dijera
basta.
Retirarse en lo más alto es imposible, o casi
imposible. Yo no conozco a casi nadie a excepción de la mexicana Lorena Ochoa,
que dijo adiós siendo número 1 del mundo. Sin embargo, "morir con las botas
puestas" es más habitual o a lo mejor más fácil. En cualquier caso ambas decisiones
no deben ser sencillas de tomar. En el caso de Tiger parece que su camino va más
por esta senda aunque al final será el cuerpo, las lesiones y la más dura
realidad la que dicte la decisión final.