Tuve ocasión de participar en el campo marbellí de Alferini, con ocasión del I CAD-AM organizado por la APEI. Cada partido estaba compuesto por un cadete y por tres amateurs. Mi cadete se llama Carolina Jiménez y mis compañeros de partido Fernando Robles y Luis Sobrino. Debo confesar que hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto en un partido de golf. La calidad de Carolina nos llevó a que nosotros jugáramos mejor de lo habitual en un campo que no es precisamente fácil.
La precisión, la fuerza y la flexibilidad de Carolina me entusiasmó. Esta malagueña es muy menuda, todo fibra, pero con una técnica especial. Llegó un momento que le dije que parecía increíble que una muchacha de su complexión pudiera mandar la bola tan lejos y tan centrada. El ritmo, como siempre, es la clave y ella tiene más que una Escuela de Samba.
Desde esta columna de opinión quiero darle las gracias por su juego y por su forma de ser. Ella es solo una muestra, pero hay muchas y muchos más. Ellos serán sin duda los que nos representarán en los JJOO de Rio y los resultados me los estoy imaginando.