Jon Rahm tenía una cita con la historia este domingo en el The Country Club de Brookline, Boston, donde buscaba entrar en el selecto club de tres jugadores que habían conquistado el US Open dos años seguidos.
Arrancaba la última jornada a un golpe del dúo de líderes, pero desde el principio de su ronda ha sido un día en el que todo salía al revés de sus intereses. Pese a que no necesitaba un inicio estelar, apenas ha conseguido tener oportunidades de birdie en sus primeros hoyos y, para colmo, los grandes putts de par que en la tercera jornada sí consiguió embocar para no descolgarse, hoy no había manera de que entraran. Todo hacía indicar que la magia se quedó en ese búnker del 18 en la tercera jornada:
Dos bogeys en los nueve primeros hoyos, en los hoyos 5 y 8, ambos de los cuatro más sencillos del campo, alejaban al vasco de la cabeza del torneo, puesto que prácticamente todos los jugadores del top-6 estaban logrando jugar bajo par.
En el hoyo 10 se ponía con +3 en el día tras fallar otro corto putt de par, lo que hacía que desapareciera de los jugadores bajo par en el torneo. El único momento bueno del día llegaba con el birdie en el corto par 3 del 11, que además coincidía con los bogeys de los líderes. La ilusión duró poco, pues en el 12 cayó otro error al hacer tres putts, y tampoco lograba el birdie en el 14, único par 5 de la segunda vuelta, por lo que ya se desvanecían todas las opciones de triunfo, y tocaba luchar por un nuevo top-10 en un ‘major’.
Pero el día no tuvo ni ese detalle con Jon, que sumaba un bogey más en el hoyo 16, para finalmente quedar relegado a la 12ª posición. Próxima oportunidad, en un mes llega el 150 Open Championship en St. Andrews, y seguro que Rahm tendrá mucho que decir.
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