Solo quedan 18 hoyos para determinar quien será el ganador del U.S. Open en Pebble Beach, y solo un golpe separa a Gary Woodland y Justin Rose de subir al podio. De momento, el estadounidense mantiene intactas sus opciones, aunque la ronda final se convertirá en una suerte de duelo que tendrá que librar contra el inglés.
For the first time in his career, Gary Woodland will play in a major's final group on Sunday, but there are seven major champions within seven strokes of his lead: https://t.co/y2q27oqzOypic.twitter.com/o8d2kc0AI8
La jornada del movimiento no trajo cambios para ninguno de los dos. Woodland empeoró sus cifras y Rose las mejoro un poco, pero no hubo cambios es sus posiciones. Gary Woodland realizó todo el trabajo en la primera parte del recorrido gracias a dos birdies y un bogey. En la segunda, un solitario birdie en el hoyo 11 dejaba el resto de la cartulina en blanco y, por tanto, daba opciones a que sus enemigos le dieran alcance.
Precisamente en esas anduvo toda la jornada Justin Rose. El británico le imitó en los primeros nueve hoyos, donde firmo birdies en el 4 y en el 8 y se dejó el bogey para el 5, pero aprovechó mejor la segunda mitad. Aquí llegó a firmar tres birdies, el último en el 18, compensando con creces el bogey del 13 y logrando reducir a un golpe la distancia que le separa de líder y separase en tres de sus perseguidores. Una diferencia que convertirá el domingo en un duelo entre los dos.
Entre los que intentarán darles alcance, además de Chez Reavie y Louis Oosthuizen, está Brooks Koepka. El bicampeón del Abierto de los Estados Unidos no ceja en su empeño de lograr el triplete y aprovechó el sábado para escalar hasta la tercera posición después de firmar su mejor resultado de la semana, 68 golpes que cuajaba con tres birdies, sin errores, pero con demasiadas casillas en blanco. Algo que tendrá que evitar si quiere convertirse en el tercero en discordia de la jornada dominical y optar al premio. Son cuatro los golpes que le separan de lograrlo, y de momento está en condiciones de meter presión a los dos que le preceden que conocen bien sus motivaciones y que puede darles un susto en cualquier momento.
Desde luego, una ronda final de un Major siempre arroja emoción, pero la de hoy va a ser para estar pegados al televisor.