Jon Rahm lleva tres domingos inquieto. Los tres ha salido con opciones de victoria y los tres ha desperdiciado la oportunidad con rondas sobre par, una estadística que rompe los moldes de lo que nos tenía acostumbrados.
Vestido con su habitual rojo y gris, Rahm no ha conseguido ese brillo dominical. En el Farmers Insurance Open defendía título pero una ronda de 77 golpes le dejaba en el puesto 29. A la semana siguiente, otra vez salía con la oportunidad de victoria, pero 72 golpes (+1) le sacaron del top ten para acabar undécimo. Y esta semana, en Pebble Beach, tampoco pudo ser con una ronda de 76 golpes para marcharse en el puesto vigésimo sexto.
Son sin duda buenas actuaciones pero que nos dejan mal sabor de boca y nos hace preguntarnos qué es lo que está pasando los domingos. Lo cierto es que en el Farmers Insurance Open ya había dado un paso atrás el sábado con 75 golpes, y en el Phoenix Open el comienzo con bogey le pudo condicionar. Esta semana tampoco cogió ritmo. Dos bogeys y cuatro birdies en la primera vuelta no eran suficientes y en la segunda vuelta, cuatro bogeys y un doble bogey confirmaban que Jon Rahm tiene un problema con los domingos.
El año pasado sólo en dos ocasiones firmó sobre par el último día. Fue precisamente en el Masters y en el PGA Championship, dos Grandes. Este año, de seis pruebas lleva cuatro con un domingo por encima del par, y sólo logró brillar en el Torneo de Campeones, donde acabó segundo tras 69 golpes, y en el Carrer Builder Challenge, que ganó con 67 golpes.
Ya se comenta lo de los domingos de Jon Rahm pero que no cunda el pánico porque el rojo y el gris puede volver a brlilar en cualquier momento, en busca de un domingo cualquiera.