El sábado Sam Brazel ya fue capaz de empatarle y el domingo le ganó por una. La verdad es que la última jornada empezó bien para Rafa, que en el hoyo tres conseguía un “birdie” que le ponía por delante del australiano.
Para más Inri, Sam hacía una más en el seis, con lo que empezaban el siete con dos de ventaja para el canario. La pena es que entre el siete y el ocho Cabrera se cargaba con tres golpes de más, “bogey” en el siete y doble “bogey” en el ocho. En el nueve era el australiano el que fallaba y, así las cosas, ambos llegaban empatados a la segunda vuelta, y nuevamente Rafa empezaba mejor, con una menos en el diez que le colocaba líder.
Once, doce y trece eran favorables a Sam, tres menos, con lo que los “birdies” del español en el dieciséis y diecisiete los situaban una vez más empatados. Parecía que iba a ser necesario un “play off” para dirimir quién se llevaba el triunfo final, pero al par de Cabrera contestó el australiano con un “birdie” que valió 104.000 euros, así como el honor de vencer y las exenciones que supone. Hay que felicitar al australiano aunque no dejemos de pensar que hubiera sido Bello ver ganar a Cabrera.
En este mismo torneo se vio de nuevo en el charco de los peces grandes del Circuito Europeo a Miguel Ángel Jiménez, que acudió a disputarlo como antiguo ganador, concretamente como cuatro veces antiguo ganador, récord que comparte con un taiwanés que consiguió lo mismo entre los sesenta y los setenta del siglo pasado. Miguel dominó este Open entre 2003 y 2013, y hay que hacer notar que logró sus cuatro victorias cuando ya sobrepasaba los cuarenta años, algo que da más brillo aún a esta hazaña. En fin desde 1993 no terminaba una temporada del Circuito Europeo sin una victoria española, y a pesar de esto no podemos decir que haya sido un mal año. Lo que es seguro es que 2017 será mejor…