En los últimos años, la práctica de golf ha experimentado un crecimiento exponencial, de forma que se ha convertido en uno de los deportes de moda. Muchos críticos lo tildan de elitista o excesivamente estático, pero lo cierto es que esta práctica esconde múltiples secretos beneficiosos para la salud. Tales como que mejora la salud cardiovascular. Parece mentira pero durante un partido se recorren entre siete y diez kilómetros andando, lo que supone realizar un ejercicio aeróbico suave, que resulta ser un gran aliado para regular presión arterial y el colesterol.
A su vez tonifica la musculatura del tronco superior, especialmente aquella implicada en la realización de los swing (brazos, espalda, tórax, abdominales, etc.).
Por supuesto, oxigena la sangre y potencia la síntesis de la vitamina D, al ser un ejercicio que se realiza en el exterior. Como resultado, los huesos se fortalecen y la circulación mejora.
Y algo fundamental que logra y es que descansa la mente, ya que es necesario conseguir un nivel de concentración y estrategia que exige el golf que hace que la mayoría de personas que lo practican puedan desconectar de las preocupaciones diarias al focalizar todos sus sentidos y esfuerzos en otras tareas.
Respeta articulaciones y huesos, ya que en muchos deportes de alto impacto dañan a largo plazo la salud osteoarticular, no así con el golf. Apto para un público amplio, ya que su intensidad e impacto es constante, pero baja.
Y mejora la coordinación y la concentración por lo que no requiere estar en forma para practicarlo, aunque exige coordinación motora y técnica en la ejecución para practicarlo de forma segura y divertida. Además de todo esto, es un deporte en el que estas en contacto con la naturaleza y eso no tiene precio.
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