elperiodigolf.madridiario.es

Opinión

Josega Fernández
Josega Fernández

Sentido y sensibilidad en el Masters

Por Josega Fernández
lunes 14 de abril de 2014, 11:22h

Ha quedado definitivamente claro que lo de adivinar el ganador de un Grande es uno de los juegos más divertidos. Se trata de pedalear sobre nombres, estadísiticas y razonamientos muchas veces forzados. Una de las grandezas del golf es que pocas veces está claro quién va a ganar.

En esta ocasión Bubba Watson ha dado pistas más que claras para poder acertar, pero ha enseñado las cartas de poco en poco. Viniendo desde la sombra que da un jugador que el año pasado defendía título y no pasó del puesto 50 y con una sola ronda por debajo del par, él mismo avisaba de que se sentía cómodo sin la presión de los focos.

Había dos maneras de afrontar este Masters. La primera era la de la razón, encarnada en Rory McIlroy, favorito en las apuestas y muy crecido en el año de su recuperación tras el bajón de 2013. Su cabeza parecía preparada y él mismo se decía que "no tengo excusas para no jugar bien. He hecho los deberes y vengo preparado para ganar". En el buen sentido se lo tenía creído, con mucha confianza. Era una opción pero no le ha salido bien, pasando el corte por los pelos y maquillando al final el resultado para ser octavo.

La segunda estrategia, que tampoco ha funcionado, ha sido la de Sergio García, otro de los favoritos por su gran momento de forma y sobre todo por su espíritu nuevo, más optimista. Su actitud para este Masters ha sido la de buscar sensaciones. "Cuando llegue a Augusta ya veremos", decía un mes antes de la cita. En su interior todo es optimismo y se le ve que vuelve a disfrutar con el golf. Sin embargo, sus rondas de 74 y 75 han demostrado que en Augusta no sólo vale tener buenas sensaciones, y vuelve a irse sin poder domar este campo tras no pasar el corte.

El Masters ha vuelto a poner sobre la mesa el debate de la razón y de las sensaciones, en un recuerdo de la famosa novela de Jane Austen, llevada al cine en numerosas ocasiones, una de las más conocidas la de 1995 bajo el guión y la interpretación de Emma Thompson.

En medio de ese duelo entre razón y sentimientos Augusta ha visto llegar a Bubba Watson, un jugador que ni si, ni no, ni todo lo contrario. Sus lágrimas nada más acabar volvieron a enternecer a los espectadores poniendo el toque sensiblero que tiene este campechano jugador zurdo. Y sus golpes con apariencia de improvisados y llenos de descarada despreocupación parecen indicar la victoria de las sensaciones. La salida del hoyo 13 y el segundo golpe del hoyo 15 han quedado ya para la historia. Sin embargo, el trabajo de Watson y su buen 2014 no es casualidad. "Tengo que seguir entrenando", aseguraba al acabar.

Una mezcla perfecta de sentido y sensibilidad en el primer Major de la temporada. Ahora, a pensar en el siguiente Grande y a poner en la balanza a jugadores de sensaciones y a jugadores que, con los números en la mano, pueden ser candidatos. Mientras, el golf sigue creciendo lleno de improvisación, descaro, sentimientos y trabajo, mucho trabajo.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios