En El Prat se vivieron escenas tremendamente emotivas: un abrazo interminable entre José María Olazábal y Miguel Ángel Jiménez; las sentidas palabras del Presidente de la RFEG, Gonzaga Escauriaza, y de la Presidenta de Honor, Emma Villacieros; el incansable trabajo de las decenas de periodistas que cubrieron la noticia; el homenaje de todos los jugadores a su ídolo…
El ganador del torneo fue el sudafricano Thomas Aiken, que dio una exhibición de juego en la última manga, pero el gran protagonista del torneo fue el genio de Pedreña.
Hasta España llegaron mensajes de condolencia de todas las partes del mundo, preludio de lo que fue un funeral con todos los honores. Un año después, el recuerdo de Seve está más vigente que nunca.
En lo deportivo, por el espíritu ganador que siempre le caracterizó, y en lo personal por su lucha ante una enfermedad que apenas le pudo doblegar. Gracias por todo, Seve.