El DP World Tour cerró su temporada con un desenlace vibrante en el DP World Tour Championship, disputado en Dubái, que coronó al inglés Matthew Fitzpatrick por tercera vez como campeón tras un emocionante desempate frente al gran favorito, el norirlandés Rory McIlroy. La última jornada fue un compendio de tensión, calidad y dramatismo, un broche perfecto para un año inolvidable en el golf europeo, marcado por la victoria en la Ryder Cup de Nueva York bajo el liderazgo de Luke Donald.
El torneo se decidió en el primer hoyo de play-off, después de que ambos jugadores concluyeran sus cuatro rondas con un acumulado de -18. En ese desempate, Fitzpatrick firmó un cinco que resultó suficiente para imponerse, mientras que McIlroy, número dos del mundo, cometió un error doloroso que le llevó a cerrar con seis golpes. La imagen del inglés alzando el trofeo simbolizó no solo su triunfo personal, sino también la fortaleza de un equipo europeo que ha sabido mantener la inercia positiva tras la Ryder.
La batalla entre Fitzpatrick y McIlroy fue el eje narrativo de la jornada, pero no la única historia que dejó el campeonato. El inglés, miembro destacado del equipo europeo en la Ryder, mostró una solidez admirable durante toda la semana, con vueltas de 69, 69, 66 y 66 golpes. Su consistencia fue la clave para mantenerse en la pelea y aprovechar el tropiezo final de su rival. McIlroy, por su parte, desplegó un golf brillante, con rondas de 66, 69, 68 y 67, pero se quedó a las puertas de un título que parecía destinado a sus manos.
El podio lo completaron tres jugadores empatados en -17: el danés Rasmus Neergaard-Petersen, el inglés Tommy Fleetwood y su compatriota Laurie Canter, además del sueco Ludvig Åberg, todos ellos con actuaciones de enorme mérito. La irrupción de Åberg, que firmó dos rondas finales de 67 y 66, confirma que el golf escandinavo sigue produciendo talentos capaces de competir al máximo nivel.
Entre los protagonistas de la semana destacó especialmente el español Ángel Ayora, que concluyó en octava posición con -14. Su torneo fue un ejemplo de regularidad y madurez, con vueltas de 70, 67, 67 y 70 golpes. Para un jugador joven, lograr un Top-10 en el cierre de temporada del circuito supone un espaldarazo enorme y una señal de que está preparado para dar el salto definitivo. Ayora se mostró sólido en todos los aspectos del juego, sin deslumbrar con grandes exhibiciones pero manteniendo un nivel competitivo que le permitió codearse con la élite.
Los otros tres españoles presentes tuvieron resultados más discretos. Jorge Campillo y Eugenio Chacarra terminaron empatados en la posición 37 con -5, ambos cerrando con una última ronda de 68 que maquilló una semana irregular. Campillo, veterano ya en estas lides, no encontró la continuidad necesaria, mientras que Chacarra sigue acumulando experiencia en torneos de máxima exigencia. Más complicada fue la actuación de Nacho Elvira, que concluyó en el puesto 51 con +5 tras rondas de 70, 77, 75 y 71. El cántabro no logró adaptarse a las condiciones del campo y quedó lejos de sus mejores prestaciones.
El análisis de los mejores clasificados refleja la enorme competitividad del torneo. Tras los dos líderes y el grupo de jugadores en -17, el danés Rasmus Højgaard se situó séptimo con -15, confirmando el gran momento de la saga Højgaard. En -14, junto a Ángel Ayora, se ubicaron el chino Haotong Li y el escocés Robert MacIntyre, ambos con un juego agresivo y valiente. El Top-10 lo completaron Nicolai Højgaard, Jacob Skov Olesen y el irlandés Shane Lowry, todos con -13, mostrando la profundidad de talento que caracteriza al circuito europeo.
En la decimocuarta posición, con -12, aparecieron dos nombres ilustres: el inglés Tyrrell Hatton y el veterano Justin Rose, que siguen siendo referentes de consistencia y calidad. Ambos demostraron que, pese a no estar en la pelea directa por el título, mantienen un nivel competitivo que les permite cerrar la temporada en posiciones destacadas.
El torneo, más allá de los resultados, fue un escaparate del excelente estado de salud del golf europeo. La victoria de Fitzpatrick frente a McIlroy simboliza la riqueza de opciones que tiene el continente, capaz de producir campeones en distintas generaciones. La presencia de jóvenes como Åberg, Neergaard-Petersen o los hermanos Højgaard, junto a figuras consolidadas como Fleetwood, Hatton o Rose, garantiza un futuro brillante.
Para España, el balance es positivo gracias al Top-10 de Ángel Ayora, que se erige como la gran esperanza nacional. Aunque Campillo, Chacarra y Elvira no brillaron en Dubái, su presencia en el torneo confirma que el golf español sigue teniendo una representación sólida en el circuito. La progresión de Ayora, unida a la experiencia de los demás, abre la puerta a que España pueda recuperar protagonismo en los grandes escenarios internacionales.
El DP World Tour Championship no solo cerró la temporada, sino que sirvió como epílogo de un año inolvidable para Europa. La Ryder Cup conquistada en Nueva York fue el gran hito colectivo, y este torneo en Dubái reforzó la sensación de que el golf europeo vive una etapa dorada. La victoria de Matthew Fitzpatrick, lograda con temple y determinación, es el símbolo perfecto de esa fortaleza. El inglés supo resistir la presión de enfrentarse a Rory McIlroy, uno de los grandes iconos del deporte, y aprovechar su oportunidad en el momento decisivo.
El desenlace, con el norirlandés fallando en el hoyo de desempate y el inglés levantando el trofeo, quedará como una de las imágenes más potentes de la temporada. Una temporada que, en definitiva, ha mostrado la diversidad, la calidad y la emoción que caracterizan al golf europeo, y que deja abiertas todas las expectativas para el próximo año.