Tiger Woods es, sin duda, una de las grandes atracciones del torneo, a pesar de que el exnúmero uno del mundo no atraviesa por su mekor momento de juego y la exigencia física podría pasarle factura en uno de los campos más duros y largos del mundo.
“Sé que es campo largo y lo que hay que hacer es mantenerse alejado de los problemas. Si voy por donde tengo que ir me costará menos que si voy metiéndome en probleas", dijo el estadounidense.
Woods, ganador del PGA 2000 en Valhalla, llega a esta edición con 48 años y muchas horas de preparación antes de salir al campo, sobre todo físicas con larguísimas sesiones de estiramientos, masajes y trabajo quiropráctico.
En su última aparición, en el Masters, Tiger firmó cuatro vueltas de 73, 72, 82 y 77 golpes, terminando sexagésimo, último entre los que pasaron el corte. "Me gustaría que mi juego fuera un poco mejor", admitió que su cuerpo más o menos se rindió el fin de semana en Augusta National, aunque demostró en esas dos primeras rondas que todavía puede competir a buen nivel.
"Sí, todavía puedo hacer buenos tiros", dijo Woods en Valhalla. “De lo que se trata es de superar las dificultades en el campo y de poder recuperarme luego. Creo que ahora aprecio mucho más el hecho de poder estar aquí y jugar", dijo.
Sobre sus opciones de hacer un buen torneo, Woods fue categórico en la rueda de prensa: "Sí, todavía siento que puedo ganar torneos de golf", dijo Woods. “Todavía siento que puedo realizar buenos tiros y todavía siento que tengo buena mano en los greenes. Sólo necesito hacerlo bien durante los cuatro días", añadió, "no como lo hice en Augusta durante sólo dos".