Mañana es miércoles y ya empieza.
Por la noche no podemos perdernos ese fantástico concurso de dardos jugado en uno de los recorridos de pares tres más bonitos del mundo por los mejores jugadores del mismo y con toda la intención de hacer disfrutar a los espectadores.
Veremos a Gary Player hacer un hoyo en uno, a Jack Nicklaus siguiéndole de cerca y a los actuales monstruos del golf con sus hijos haciendo de “caddies” con monos blancos hechos casi a medida. Habrá quien intente llegar a “green” botando varias veces en el agua, haciendo una rana que le llaman. Habrá quien patee de espaldas o tirando con una caída imposible. En fin, harán adrede lo que a nosotros no nos sale ni por chiripa en una vida entera.
Luego llegará el jueves y empezará uno de los dos mejores torneos del año. El Masters de Augusta. Se me llena la boca diciéndolo y, como todos vosotros, espero con deleite a que al golf español le llegue el sexto triunfo, la sexta chaqueta verde tras las dos de Seve, las dos de Olazábal y la de Sergio. El propio García podría repetir cuando menos lo esperemos. No necesita más que tener una semana sin problemas.
En cuanto juegue como él sabe cuatro días seguidos es capaz de ganar a quien se ponga por delante, y ya ha demostrado que esto puede darse en el Augusta National. Que Jon Rahm nos dará la alegría este año o en uno de los próximos tampoco es una novedad que haya que difundir.
Igual que Sergio, Jon puede ganar lo que se proponga y, otro tanto, lo que necesita es que los hados se dispongan de modo conveniente. En realidad esto es lo que les pasa a todos, y podría ocurrirle a Rafa Cabrera como a los demás, aunque siempre se dice que para ganar un Grande primero hay que perderlo por poco.
Además, Rafa está por ganar por primera vez en el PGA Tour, pero no desesperemos, ganará. Y otro que tiene a todo el mundo pendiente es Tiger Woods. Cuando parecía que ya era pasado, cuando muchos creíamos que no volvería a subir a lo más alto de una clasificación final, ¡zas!, la quinta chaqueta. Podría vestir a un equipo de baloncesto y quiere otra para el entrenador. En fin, que todo esto nos tendría locos si no fuera porque no, porque el maldito virus puede incluso con esto y no nos queda más que esperar. “Facciamo finta que…”