Mucho se ha escrito y hablado sobre la magnificencia de un campo mítico como Valderrama. El sueño de un enamorado de este deporte como Jaime Ortiz-Patiño intercaló sendas verdes sobre un bosque maravilloso. Una obra grandiosa que tuvo su culminación deportiva en 1997 con la disputa de la Ryder Cup, primera vez que salía de las Islas Británicas. Al margen de ese enfrentamiento entre USA y Europa, Valderrama ha sido escenario de enfrentamientos míticos como el que sostuvieron Langer y Montgomery en 2002 que repartió la victoria entre ambos jugadores, jugando bajo la luz de los faros de varios automóviles situados detrás del tee del dieciocho. Un campo plagado de alcornoques, que más que árboles parecen esculturas puestas allí por un artista para configurar un paisaje que no existe en ningún lugar del mundo.
Valderrama es un recorrido difícil que ha de enamorar el jugador, ya que de otra manera puede convertirse en la peor de sus pesadillas. Sergio Garcia venció el pasado día veintidós, después de cuatro días gloriosos. Era su segunda victoria en este campo gaditano, la primera fue en 2011. Un triunfo sin paliativos, sin grandes errores y sobreponiéndose cuando pintaban bastos. Tuvo en todo momento una comunión constante con un público entregado que acudió masiva al campo. Fue el gran protagonista. Ni si quiera la primera actuación en España de Jon Rham, en su retorno como profesional, eclipsó la victoria de Sergio. El agradecimiento a los aficionados que se dieron cita en Valderrama desde el green del dieciocho confieso que no había visto jamás. Inclinaciones con lanzamientos de besos al aire, para agradecer al público su entrega durante los cuatro días que duró el torneo. Mereció la pena haber estado allí.
El jugador castellonense es otro después de su victoria en el Masters. Según mi criterio, ha dado un giro de ciento ochenta grados, sobre todo en su actitud, su comportamiento en el campo y en su imágen. Su juego sigue siendo magnífico, ya que eso si que no puede cambiar de la noche a la mañana, pero ahora después de uno o dos boggies no baja los brazos y se entrega a la desesperación. Lo vimos en el Masters y lo hemos vuelto a ver en Valderrama. Su meta es el triunfo final y la recuperación ha pasado a ser parte de su juego.
Tres triunfos esta temporada, con major incluido, no están al alcance de cualquiera. Creo que Sergio está ahora en la línea de acaparar triunfos. De momento ha entrado otra vez entre los diez primeros del ranking mundial. Su próxima actuación será la ronda del desierto, una cita que estará esperando con ansiedad. Su segunda plaza en la Race to Dubái le hará entregarse a fondo para intentar coronar la orden de mérito del circuito europeo con lo que culminaría una temporada gloriosa.