Este mes de julio, el golf británico vivirá un momento cargado de simbolismo y emoción: el regreso de Lee Westwood al Open Championship, el torneo más antiguo y prestigioso del golf mundial. A sus 52 años, el veterano jugador inglés volverá a competir en un major tras una ausencia de tres años, y lo hará en Royal Portrush, un campo que le trae gratos recuerdos. Su clasificación para esta edición del Open no solo representa una hazaña deportiva, sino también una reivindicación personal tras años de controversia y distanciamiento del circuito tradicional, marcados por su fichaje por la liga LIV Golf, financiada por Arabia Saudí.
Westwood no disputaba un major desde el Open de St. Andrews en 2022. Su salida del PGA Tour y del DP World Tour para unirse a LIV Golf supuso un punto de inflexión en su carrera. Como muchos otros jugadores de renombre, Westwood fue seducido por la promesa de una nueva estructura competitiva y premios millonarios. Sin embargo, esta decisión tuvo un alto coste: la pérdida de puntos en el ranking mundial, la exclusión de los torneos más importantes y una creciente tensión con los organismos tradicionales del golf. Durante los años siguientes, su presencia en los grandes escenarios se desvaneció, y su nombre, antaño habitual en las listas de favoritos, pasó a un segundo plano.
Pero este 2025, Westwood ha decidido volver a donde pertenece y lo ha hecho a la antigua usanza: ganándose su plaza en el campo. Tras competir en un evento de LIV Golf en Dallas, voló directamente a Escocia para disputar la clasificación final en Dundonald Links. A pesar del jet lag y de no haber jugado nunca ese campo, firmó rondas de 70 y 67 golpes, terminando con un total de -7 y liderando el grupo de cinco jugadores que obtuvieron su billete para Royal Portrush. “He estado despierto desde la una y media de la madrugada, así que empecé a sentir el cansancio”, confesó tras su clasificación. “Pero Portrush es un campo fantástico, y jugué bien allí la última vez, en 2019, cuando terminé cuarto. El Open es el mejor torneo del calendario, y como británico, siempre recibes un apoyo fenomenal”.
Su regreso no es solo anecdótico. Westwood ha disputado 27 ediciones del Open Championship, y esta será la número 28. Ha superado el corte en 21 ocasiones y ha logrado seis top-10, incluyendo un segundo puesto en 2010. Su experiencia, temple y conocimiento de los links lo convierten en un contendiente peligroso, incluso a su edad. En un deporte donde la precisión y la estrategia pueden pesar más que la potencia, Westwood aún tiene mucho que ofrecer.
La ausencia de Westwood en los majors no se debió únicamente a su fichaje por LIV Golf, sino también a las consecuencias que ello trajo consigo. Al no obtener puntos del ranking mundial en los torneos de LIV, su posición descendió rápidamente, impidiéndole acceder automáticamente a los grandes campeonatos. Además, durante los primeros años tras su fichaje, no intentó clasificarse para el Open, ya sea por decisión personal o por las tensiones institucionales. Este año, sin embargo, su motivación fue clara: volver a competir en el torneo que más ama, en un campo donde ya ha brillado, y demostrar que aún puede medirse con los mejores.
Hablar de Lee Westwood es hablar de una de las carreras más longevas y consistentes del golf europeo. Profesional desde 1993, ha ganado 44 torneos en cinco continentes, incluyendo 25 títulos en el European Tour (ahora DP World Tour), lo que lo sitúa entre los más laureados de la historia. Ha sido número uno del mundo durante 22 semanas en 2010, desbancando a Tiger Woods, y ha representado a Europa en 11 ediciones de la Ryder Cup, igualando el récord de Nick Faldo. Aunque nunca ha ganado un major, ha terminado en el top-3 en todas las grandes citas: segundo en el Masters (2010 y 2016), segundo en el Open (2010), tercero en el US Open (2008 y 2011) y tercero en el PGA Championship (2009). Su regularidad y longevidad lo han convertido en un referente del golf mundial.
Entre sus victorias más destacadas figuran el Dubai World Championship de 2009, que le dio el título de la primera edición de la Race to Dubai, y el Abu Dhabi HSBC Championship de 2020, donde se convirtió en el primer jugador en ganar torneos del European Tour en cuatro décadas distintas. También ha ganado en Japón, Asia, África y Australia, demostrando una versatilidad poco común. Su estilo de juego, basado en la solidez desde el tee y una gran capacidad para leer los campos, ha sido su sello distintivo durante más de tres décadas.
Fuera del campo, Westwood ha sido una figura carismática y, en ocasiones, polémica. Su decisión de unirse a LIV Golf fue criticada por algunos sectores, pero él siempre defendió su derecho a elegir su camino profesional. “Esto es mi trabajo, y lo hago por dinero. No es la única razón, pero si alguien te ofrece una mejora salarial, tienes que considerarlo seriamente”, declaró en su momento. Su franqueza y su negativa a renunciar a sus principios lo han convertido en una figura respetada, incluso por quienes no comparten sus decisiones.
Ahora, con 52 años, Westwood afronta lo que podría ser su última gran oportunidad en un major. Su clasificación para el Open no solo es un logro deportivo, sino también un acto de amor por el golf. En un mundo cada vez más dominado por la juventud y la tecnología, su presencia en Royal Portrush será un recordatorio de que la experiencia, la pasión y la perseverancia siguen teniendo un lugar en la élite. Y quién sabe, quizás este verano, el viejo “Westy” nos regale una última hazaña para la historia.