El esperado inicio de la TGL, presentada por SoFi, comenzó la semana pasada con un toque de humor: Shane Lowry olvidó llevar un tee al lugar de salida donde oficialmente comenzaba una nueva era para el golf, la liga virtual de golf impulsada por Tiger Woods y Rory Mcilroy. Sin embargo, tras una risa y un respiro profundo, el irlandés lanzó su primer golpe contra la enorme pantalla y marcó el comienzo oficial de la temporada inaugural bajo las brillantes luces del SoFi Center, en Palm Beach Gardens, Florida.
Hace siete días Lowry fue clave al asegurar el punto decisivo para The Bay Golf Club (TBGC) frente al New York Golf Club (NYGC) en un contundente 9-2. Su victoria en el hoyo 10, un par 5, ante Rickie Fowler en el formato Singles, selló el marcador en 7-1, garantizando el triunfo para él y sus compañeros, Wyndham Clark y Ludvig Åberg con cinco hoyos aún por jugar.
Y tras el debut de la competición marcado por un éxito total y un seguimiento enorme, tanto a través de la televisión como en las redes sociales, sobre todo en estados Unidos, la semana dos del TGL fue el este martes por la noche con un protagonista de lujo: Tiger Woods. El californiano se unió a Kevin Kisner y Max Homa del Jupiter Links Golf Club para enfrentarse al Los Angeles Golf Club de Justin Rose, Collin Morikawa y Sahith Theegala.
Nadie dijo su nombre. Símplemente sonó a todo volumen la canción "Eye of the Tiger", de Survivor y eso fue más que suficiente para presentar al que quizás sea el mejor golfista de todos los tiempos. No es que nadie en el SoFi Center del Palm Beach State College no supiera quién era Woods, y la mayoría probablemente incluso sabía que él, Rory McIlroy y otros pasaron años intentando hacer realidad esta idea del golf para la televisión.
El resultado final: Los Ángeles 12, Júpiter 1. A pesar de eso Woods estuvo sonriendo durante todo el partido, incluso con un resultado tan desequilibrado. El formato es tal que solo realizó 20 tiros en el transcurso del partido, que duró poco más de dos horas, pero en todo momento fue el protagonista del evento. Hubo momentos clásicos de Woods, como cuando miraba fijamente los tiros que le gustaban mientras los tableros de video de alta tecnología contaban la historia de dónde habría ido la pelota afuera. También hubo momentos frustrantes; sacudió la cabeza después de enviar un wedge de 101 yardas al agua en el segundo hoyo del partido de 15 hoyos, mientras su hijo Charlie, sentado en uno de los asientos del estadio con vista al campo, no pudo evitar reírse del golpoe de su padre.
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