Lo primero que hay que decir es que enhorabuena a la Real Federación Española de Golf por lo que le toca en el exitazo que ha supuesto el Open de España. Otro tanto añadiría de mi cosecha para el Club de Campo Villa de Madrid, que ha mostrado una vez más que puede albergar torneos del mayor nivel y lo hace con una organización perfecta y una preparación del campo espectacular.
También creo que merece una felicitación la afición madrileña, que llenó el campo como si de fútbol se tratase, y lo hizo con el saber estar que se espera de una afición europea y entendida. En fin, que sin haber llegado a los resultados ya estamos hablando de un éxito redondo.
Vale, pues ahora hay que mencionar la victoria de Jon Rahm con menos veintidós, segundo Rafa Cabrera Bello con diecisiete bajo par, tercero Samuel del Val con menos quince y cuarto Adri Arnaus con trece abajo. Empatados con éste último dos daneses, Hansen y Winther, que son los que impiden que Sergio García sea el siguiente en la clasificación, por lo que quedó séptimo con menos doce. En fin, si esto no es un éxito increíble, que alguien me ponga un ejemplo mejor.
Luego, pasado el susto y el goce de ver a los nuestros copando los primeros puestos del Abierto nacional, escuché en algún lado que Rahm había batido un récord de Seve Ballesteros.
Resulta que Seve tuvo que jugar cuarenta y nueve torneos del Circuito Europeo para conseguir cinco victorias y que Jon lo ha logrado en diez menos, treinta y nueve. La consecuencia que se sacaba de esta hazaña es que el vasco presenta su candidatura a todo y demuestra que puede aspirar a lo que se proponga. En esto estaba de acuerdo antes de que se diera este récord, creo firmemente en que Jon Rahm ganará Grandes y lo que se le ponga por delante, pero lo que yo deduciría de esta circunstancia es que en tiempos de Seve el mejor del mundo estaba y jugaba en Europa, y ahora, seguramente por motivos económicos, los mejores jugadores del mundo están en América, y como muestra vale el cuarto de la clasificación mundial, el chavalote de Barrika. Por eso, aunque juega poco a este lado del Atlántico, es habitual que venga y gane. Un monstruo, el muchacho…