El Campeonato del Mundo jugado este fin de semana, el Bridgestone disputado en Firestone Country Club ha sido muy divertido de ver y muy emocionante por las distintas posibilidades que ha ido ofreciendo hasta el desenlace final.
Llegado el domingo ha sido Dustin Johnson quien se ha llevado el gato al agua y el cheque al bolsillo, y podemos asegurar que la temporada que está disfrutando este jugador es inmejorable y no se la esperaba ni él. Ganar el U. S. Open y, dos semanas después un Campeonato del Mundo supone un empujón enorme en la cuenta bancaria, en los puntos del Ranking Mundial y de la Fedex Cup, y una tonelada de confianza que le vendrá muy bien a poco tardar.
La semana en la que estamos no hay torneo en el Circuito Americano por haber sido suspendido el Greenbrier Classic debido a las inundaciones que lo han hecho imposible, y lo siguiente que se ve en el horizonte es el Open en Royal Troon. Dustin jugó y ganó el Open de su país, descansó la semana siguiente, luego jugó y ganó el Campeonato del Mundo recién mencionado, dentro de nueve días empezará el Británico en Escocia y a la semana siguiente se disputará el Open de Canadá. Hace casi un siglo se llamaba la triple corona a ganar los Abiertos Británico, Americano y Canadiense, y Johnson está en condiciones de poder lograrlo.
En realidad preferiría, aunque Dustin tiene toda mi simpatía, que a Zach Johnson le sucediera como Caballero Golfista del Año no otro Johnson sino un García, al que también veo con posibilidades, pero hacer predicciones es como tirar a “green” de primer golpe en el dieciocho de Lerma, sólo sirve para fallar. Será mejor que esperemos un par de fines de semana y sólo entonces disfrutaremos del torneo con más solera del mundo y del jugador que mejor juegue y se merezca la jarra de clarete.
Mientras llega ese día hay que felicitar a Carlos Pigem, que por fin ha visto recompensada su audacia de irse al otro lado del mundo y ha ganado su primer torneo como profesional en el circuito asiático.