Valentino, Il Dottore como se le conoce, con 211 podios y nueve campeonatos a su espalda ha sido incapaz de soportar la insolencia de un joven español, Marc Márquez, que en una sola temporada revolucionó la máxima categoría obligando a Jorge Lorenzo a sacar lo mejor de sí mismo, que ha sido mucho; lo mismo con su compañero de equipo Pedrosa; y lo peor del piloto más grande que ha dado motociclismo en toda su historia.
No es necesario relatar la acción de Rossi, se ha repetido hasta la saciedad en los informativos, pero si tenemos que añadir en su haber una larga e intachable carrera deportiva repleta de anécdotas, que más tienen que ver con sus excentricidades, dentro y fuera de la pista, y de muestras continuadas de su garra, su valor, y su caballerosidad como competidor.
Para encontrar una pequeña nota discordante en su comportamiento, tendríamos salir de los circuitos y acercarnos a su vida privada y el enfrentamiento con el fisco italiano que le costó desembolsar 35 millones de euros.
A pesar de ser admirado y respetado por sus rivales en la pista, hasta hoy, algo extraño e incontrolable debe suceder en su cabeza cuando rueda cerca de Márquez. En el gran Premio de Malasia se ha olvidado de sus infinitas ganas de victoria para esperarle, amenazarle, frenarle y finalmente desmontarle de su Honda.
Sus palabras al acabar la carrera, ya en frio y zona de prensa, arrojan una lectura de los hechos todavía más reprobable y contraria a la realidad "Por desgracia he perdido mucho tiempo con Marc, él solo pilotaba para crearme problemas”.
Recordamos algo parecido en la Formula 1. Fernando Alonso retiró a Schumacher y si nuestra experiencia no falla, Marc Márquez acaba este fin de semana de “retirar” al mejor Valentino Rossi, al que todos admirábamos, pero Márquez ha invadido su cabeza y su presencia le impide correr reduciendo su pensamiento a parar al español, a cualquier precio. En este caso demasiado alto para nuestro admirado, hasta ahora, Valentino Rossi.
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