No ha debido de ser fácil para Cheyenne Woods llegar hasta donde ha
llegado en el golf profesional femenino. Su apellido ha debido de ser,
seguramente, más lastre que ayuda, con mucha exigencia desde el exterior
y con toda la presión añadida de tener que demostrar en cada torneo que
jugaba que su apellido no la obligaba a jugar como su tío. Esta
victoria, seguro, le va a dar aire para seguir con su carrera con
normalidad. Es como si se hubiera quitado un peso de encima brutal.
También es posible que a partir de ahora la veamos más habitualmente en las partes altas de la tabla. Ya en Madrid, el año pasado durante la disputa del Open de España femenino en el Club de Campo, Cheyenne jugó un golf de altísimo nivel. Al Open de España que sólo contó con la presencia de Carlota Ciganda en cuanto a las grandes estrellas españolas, le vino fenomenal que la sobrina de Tiger fuera líder tras el primer día de torneo. Su foto salió en todos los periódicos unida a la noticia de que la sobrina de Tiger también jugaba al golf y muy bien.
Esto le vino muy fenomenal al Open de España a pesar de que en las tres siguientes jornadas Cheyenne no estuviara tan brillante. Sin embargo, su evolución ha sido constante y en apenas dos años como profesional ha llegado a lo más alto, sumando su primera victoria en el LET, en Australia, y dejando claro, como ella mismo ha dicho, que "es algo más que un apellido".
Debe de ser duro estar toda tu vida escuchando que si te apellidas Woods tienes que jugar bien al golf, que estas obligada a ganar o que estas predestinada a ser una estrella. Casi ningún hijo o familiar cercano a una gran estrella del deporte a llegado a lo que había llegado su predecesor. Cheyenne lo tiene complicado pero parece que ella sabe perfectamente cuales son sus limitaciones y también sus posibilidades. Tiger sólo ha habido uno y aunque Woods pueda haber más Cheyenne sabe que su camino pasa por el trabajo, la persistencia, la suerte y por intentar hacer su carrera olvidándosés de su famoso tío. Si lo hace así llegará lejos.
De momento ya ha ganado y su autoconfianza ha subido, seguro, como la espuma. Sólo queda ver hasta donde es capaz de llegar. Los mimbres son, desde luego, excelentes y parece que la cabeza, a pesar de ser quien es, la tiene muy bien amueblada.