Fue impactante para mi ver al entrenador de Tiger, Sean
Foley, hablar de parámetros técnicos sobre cómo su discípulo más mediático debe
golpear a la bola para generar un golpe bajo y recto, o cómo Justin Rose,
flamante ganador del US OPEN 2013, nos enseña en unos videos cómo jugar un fade o un draw según las llamadas nuevas
leyes de vuelo. No son nuevas, siempre estuvieron ahí, pero ahora conocemos
mejor el comportamiento de la bola y cómo el palo y la línea de swing
intervienen en el vuelo. ¿A qué se refieren con las nuevas leyes?
Corría el año 1999, Olazábal ganaba su segunda chaqueta
verde y un joven Tiger Woods ya había confirmado todos los buenos augurios
sobre él, erigiéndose en dominador mundial del deporte. Las marcas de palos
entraban en un proceso de revolución tecnológica en la búsqueda de la
distancia. Mientras tanto un físico retirado, con 93 años de edad publica un
libro sobre la física en el golf; su nombre Theodore Jorgenssen. Científico de
renombre que colaboró en el desarrollo de la bomba atómica en Los Álamos, y que
estudió durante más de 30 años el golf.
Dicho libro tiene una importancia capital en el desarrollo
de las ecuaciones utilizadas por los monitores de lanzamiento, y muy
especialmente el concepto de plano D. Pero, ¿qué es? Aquel
que se forma entre la perpendicular a la cara del palo en el momento del
impacto y la línea del swing. La trayectoria de la línea de salida de la bola
está contenida en dicho plano. Esto tiene varias consecuencias, y podríamos
estar hablando largo y tendido sobre ello, pero su revolución en el mundo del
golf llega de la mano de los monitores de lanzamiento, ya que dichos aparatos
utilizan sus ecuaciones para obtener los parámetros del lanzamiento como el
spin, ángulo de lanzamiento, spin lateral, velocidad de bola, etc...
En definitiva, lo que observo en los grandes deportistas que
quieren seguir en la élite durante muchos años es que todos tienen una
motivación extraordinaria para intentar ser mejores cada día, y la humildad
necesaria para reconocer que deben seguir aprendiendo a pesar de estar en la
cima de su deporte. El conocimiento de las estas leyes implica que el golfista
tenga una mayor confianza sobre el comportamiento de la bola en el golpe que
quiera ejecutar.