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De Dungannon a la gloria

De Dungannon a la gloria

Por Guillermo Salmerón
domingo 17 de julio de 2011, 00:00h
Que gane el Open Championship un jugador como Darren Clarke es todo un lujo para este torneo. Clarke, que nunca había triunfado en un Major hasta ahora, estuvo muy cerca de conseguir vencer en el Open Championship en 1997, cuando fue segundo, y en 2001, cuando terminó tercero.

Con esta victoria, Clarke, que a punto estuvo dejar el golf durante la enfermedad de su mujer, mantiene ahora viva la llama del golf norirlandés que en los últimos dos años ha conseguido dos Us Open (McDowell y McIlrroy) y el Open Championship (Darren Clarke).Clarke, nacido el 14 de agosto de 1968, en Dungannon, en Irlanda del Norte, nunca antes había ganado un torneo del Grand Slam. Seguramente, era la guinda que le faltaba a su carrera después de haber vencido en varios torneos de los Campeonatos Mundiales –derrotando incluso a Tiger Woods en el NEC Invitational de 2003- y haber participado en la Ryder Cup en cinco ocasiones 1997, 1999, 2002, 2004 y 2006. 


Precisamente, el 13 de agosto de 2006 su mujer Heather falleció a consecuencia de un cáncer de mama. En los dos años anteriores Clarke apenas había jugado pero la victoria en la Ryder de 2006 le dio la fuerza suficiente para seguir viviendo y disfrutando con el golf. Una fuerza que necesitaba para seguir, entre otras cosas, criando a sus dos hijos.



Tras esa terrible experiencia, Clarke volvió a disputar torneos y a ir, poco a poco, cogiendo su mejor estado de forma y esa magia que le llevó a ser durante toda su carrera uno de los mejores jugadores del mundo. No en vano, a lo largo de su carrera había conseguido 21 victorias, trece de ellas en un Tour Europeo que siempre lo acogió y trató como uno de los grandes del golf mundial. La última se produjo en el Iberdrola Open, en Mallorca, en Pula, donde Clarke volvió a ganar después de algo más de tres años de sequía.

Ahora, el norirlandés vivirá una nueva etapa y, seguramente, su triunfo irá dedicado, como no podía ser de otra manera, a su mujer Heather que allá donde esté, estará también celebrando el triunfo de este grandullón que lo celebró con un buen puro, como suele hacer su gran amigo Miguel Ángel Jiménez. Seguro que con esta victoria, a Clarke le entran de nuevo ganas de vivir otra vez la emoción de la Ryder Cup, desde luego se lo habrá merecido.

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