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Todos esperan al “Tigre Celta” en Holyfield

Todos esperan al “Tigre Celta” en Holyfield

martes 21 de junio de 2011, 00:00h

Todo está preparado en Holyfield, en el condado de Holywood, Irlanda del Norte, para recibir esta semana a su nuevo ídolo, el joven de 22 años, Rory Mcilroy, reciente ganador del Us Open, con apenas 22 años y un mes, sucediendo en tal honor a su compatriota Graeme McDowell, que lo ganó el año pasado en Pebble Beach.

La victoria de Rory Mcilroy ha movido los cimientos, no sólo de su pequeño pueblo Holyfield, sino los de Irlanda del Norte, los de Irlanda, que sigue celebrando esa victoria como si uno de sus ciudadanos hubiera ganado el título, a pesar de que Irlanda del Norte pertenece al Reino Unido, del golf europeo y también del mundial.

En Estados Unidos todavía están con la boca abierta viendo como dos norirlandeses, un país con 1,8 millones de habitantes, vio nacer a los dos últimos ganadores del US Open, su torneo más querido, protegido y diseñado para que sean los americanos los verdaderos protagonistas cada año.


Sin embargo, esa supremacía se ha roto. En 1970, otro inglés Tony Jacklin, conseguía la última victoria europea en este torneo. En 39 años ningún otro jugador del Viejo Continente había logrado triunfar en este segundo Major de la temporada que este año, precisamente cuando el golf europeo está más fuerte, había intentado hacer todo lo posible para que no fuera un europeo el que levantara la Copa de Plata el domingo.


Los greenes estaban a 14,5 de velocidad, el rough complicado, los bunkers con mucha arena y los partidos, ya desde el jueves, con los europeos juntos en matchs claves auto eliminándose entre sí.


Pero nadie contaba con un Rory McIlroy que ya había demostrado en el Masters que era un claro candidato a ganar un Grande. Entonces no tuvo suerte, pero esta semana si. Desde el principio hasta el final, sacando ocho golpes a su más inmediato seguidor. “El Tigre Celta” ha empezado a rugir de verdad y, además, con el otro “tigre” -Woods- enjaulado, su dominio llegará antes o después.


La cuestión ahora es saber si los americanos, que vitorean y admiran a la nueva figura del golf mundial, tardarán mucho en darse cuenta de que ese triunfo del chaval de las pecas y el pelo ensortijado no es más que la demostración palpable del poderío europeo en este deporte y el principio, seguramente, de una carrera llena de éxitos para un joven que en unas horas verá a su pequeño pueblo de Holyfield, empapelado con su imagen y alborozado por un triunfo histórico.


El triunfo del hijo de un camarero que llegó a dominar el golf mundial. En el Club de Holywood no había sitio el domingo para celebrar y ver la victoria de sus socio más importantes. Cuando ganó, el champagne corrió por el hoyo 18 y seguro que cuando Rory regrese volverá a pasar lo mismo.
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