Fue exactamente como Seve Ballesteros quiso. Apenas unos cientos de personas fuera de la Iglesia de San Pedro, 300 familiares y amigos directos dentro de la Iglesia, algunos jugadores -amigos de toda la vida con él y su familia, sus hijos y sus hermanos. Y él, el golf en esencia en una pequeña urna de marmol amarillo.
La Iglesia de San Pedro, en Pedreña se quedó pequeña. Con puntualidad británica, pasados unos minutos de la una de la tarde, salió de la casa de Seve el cortejo fúnebre encabezado por sus hijos, Javier -que llevaba en sus manos la urna con las cenizas de su padre-, Miguel y su hija pequeña, Carmen, acompañada siempre por su madre Carmen Botín..
Detrás, destrozados, sus tres hermanos, Baldomero, Manolo y Vicente, sus primos,
sobrinos, Ivan Ballesteros, Chema Olazábal, absolutamente destrozado e inundado en lágrimas y dolor, Miguel Ángel Jiménez, Tsomin Hospital, Miguel Induraín, el torrero Enrique Ponce, los periodistas Matías Prats, Olga Viza y Michael Robinson, grandes amigos suyos, los ex capitanes de la Ryder Cup, Ian Woosnam, Nick Faldo, Bernard Gallacher, Colin Montgomerie y Sam Torrance, además de políticos, compañeros, deportistas y mucha gente de golf.
Con la familia estaban tambien Gonzaga Escauriaza, presidente de la Real Federación Española de Golf, Emma Villacieros, ex presidenta y presidenta de honor, Ramón Calderón, ex presidente del Real Madrid, representantes de la candidatura de la Ryder Cup Madrid 2018, que parece que gana entreros para poder acoger la Ryder tras el fallecimiento de Seve y parroqianos, familiares y amigos del gran mito del deporte.
Un funeral modesto, sencillo y estrictamente familiar. Tras él, la familia volvió a su casa y esparció las cenizas en la más estricta intimidad alrededor del magnolio que Seve tenía en su casa en recuerdo y homenaje al Masters de Augusta.
Seve Ballesteros, descanse en paz.
Si (
No(
