Último adiós a Seve de Chema y Jiménez

Miguel acababa de llegar desde Málaga donde pasa unos días de descanso. Zapatos negros, camisa blanca, traje negro y corbata negra. Igual que las gafas, que le tapaban los ojos llorosos. Estaba, como él mismo decía, "mal, triste, cansado y lleno de dolor".

Lo de Chema es otra cosa. Se derrumba cada cinco mintos, está literalmente destrozado y sus lagrimas fluyen de sus ojos casi constantemente. "Estuve con él después del Masters, hace quince días y...bueno, las cosas cada vez estaban peor".

"Seve, asegura Chema, hacia las cosas a la fuerza, con convicción y seguro de que todo lo hacía bien. Era un tipo muy especial y creo que así lo debemos de recordar".

Sobre sus dos últimos años y medio de vida, Chema, era muy claro. "Creo que ha sido un valiente. Un hombre en su más amplio sentido de la palabra. Lucho hasta el último instante y ahora que descansa debemos de honrar su memoria".

A primeras horas de la mañana, en Pedreña, ya había cierto movimiento y revuelo, con mucha prensa, compañeros graficos, prensa, televisión y muchos familiares. Hasta la casa de Seve habían llegado ya Carmen Botín, ex mujer de Seve y sus tres hijos, los tres hermanos de Seve -Baldomero, Manolo y Vicente, Sergio Gómez, manager de Chema Olazábal, Ramón Sota, tio de Severiano y profesionales como Carlos Celles, Txomin Hospital, además de los excapitanes de la Ryder Cup y compañeros de Seve a lo largo de su carrera.

Todos ellos formando la comitiva que saldrá a la 13,00 de su casa de Pedreña.