Y se convertirá en el segundo jugador español en convertirse en el capitán de un equipo europeo que desde 1997, cuando Ballesteros capitane al equipo, empezó a vivir los mejores años de su historia. Fue en esa edición de la Ryder cuando los capitanes tomaron una importancia definitiva.
Ballesteros puso mucho en juego en Valderrama. Ya había ganado la Ryder como jugador y se había convertido, precisamente junto a Chema, en la mejor pareja en la historia de esta competición. El cántabro, desde su capitanía debía de seguir creando escuela y bien que lo hizo. Sus lecciones fueron magistrales y todos, jugadores, público, prensa y aficionados en general comprendimos viéndole a él la importancia del capitán en esta competición.
Ahora otro español, el guipuzcoano José María Olazábal, tomará las riendas del equipo si, finalmente, que todo parece indicar que así será, es elegido. En 2010, en Illinois, en Chicago, intentará mantener la Copa y ganarla en tierras americanas. Después de la exhibición de igualdad y la emoción de una competición única vivida en Celtic Manor, Europa llegará a Estados Unidos con la Copa bajo el brazo para intentar llevársela de nuevo a los aficionados europeos que han visto en este 2010 recién terminado como su posición de dominio ha tenido su mejor año esta temporada.
A este año de vacas gordas se sumó la guinda de la victoria en la Ryder con un pletórico Colin Montgomerie que, para ser sinceros, ha dejado el listón de la capitanía muy alto. Y esto lo sabe un José María Olazábal que vuelve a la competición, que ha superado su poliartritis reumática y que tiene toda la ilusión del mundo en volver a sentirse jugador.
Lo de la Ryder es un premio y un reconocimiento a su carrera. A sus siete Ryder Cup, a sus cuatro victorias y a ese 2006 que fue la última ocasión en la que defendió a Europa frente a los americanos.
Todo hace indicar que Olzábal tendrá como rival en la dirección del equipo a todo un clásico del golf norteamericano, como Davis Love III. Un capitán que podría dar la réplica perfecta a un enfrentamiento que concitará el interés de todo el golf mundial y que a lo mejor también se convierte en la primera Ryder que se juega a cuatro días.
El martes la respuesta a estas y otras cuestiones, pero de todas ellas la más importante el nombramiento de Chema para la capitanía. Ahora sólo falta que en abril, la PGA también le de a Madrid la organización de la Ryder para 2018, algo que parece más complicado que lo de Chema.